Testigo declaró que la noche previa a la desaparición de Josías dos policías de civil recorrieron Villa Blanquita buscando al menor

“Paró un auto rojo Fiat Uno, venían dos tipos con chalecos de Policía. Ellos nunca bajaron del auto. No nos dijeron por qué lo buscaban a Chiqui”, detalló el testigo ante el juez Horacio Alarcón. Contó que sufrió presiones por parte del jefe de la División Investigaciones de la UR II, comisario Jorge Britos

Mientras la familia aún aguarda la decisión judicial sobre el pedido de realización de una segunda autopsia, tras lo cual recién podrán despedir los restos de Josías Ezequiel Galeano (15), en sede judicial un testigo ratificó que horas antes de la desaparición dos policías de civil recorrieron el barrio Villa Blanquita preguntando por el menor que luego fue hallado muerto.

NDA accedió en exclusiva a la declaración testimonial de M. C. (28), quien el pasado 20 de mayo declaró ante el juez de Instrucción Dos de Oberá, Horacio Alarcón, en el marco de lo que hasta entonces estaba caratulado como desaparición.

“Paró un auto rojo Fiat Uno y venían dos tipos con chalecos de Policía, ellos nunca bajaron del auto. No nos dijeron por qué lo buscaban a Chiqui (por Josías)”, declaró el testigo.

El menor se ausentó de su domicilio el 30 de abril, mientras que su cuerpo sin vida fue hallado el 3 de junio en un bañado de una chacra situada en el límite entre los barrios San Miguel y Prosol de Oberá.

En tanto, si bien por el hecho permanece detenido un sospechoso, identificado como Rogelio Andrés “Koki” T. (24), desde un primer momento la madre de la víctima expresó sospechas sobre el accionar policial.

En ese contexto, a mediados de mayo la cúpula de la Unidad Regional II ordenó el relevo y traslado de tres efectivos que se desempeñaban en la Seccional Cuarta y fueron denunciados por la progenitora por presuntos golpes y amenazas en perjuicio del menor.

Asimismo, dos de ellos fueron identificados como quienes el 29 de abril (un día antes de la desaparición) recorrieron el barrio preguntando por Josías. Se movilizaban en un Fiat Uno rojo, propiedad de uno de los policías.

Testigo presencial

La declaración de M. C. se concretó justo dos semanas antes del hallazgo del cadáver de Josías y avalan las sospechas de la madre de la víctima.

Días previos, la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura (CPPT) había recomendado el apartamiento de la Policía de Misiones y que la investigación quede a cargo de alguna fuerza provincial, solicitud a la que luego adhirieron varios organismos nacionales.

El planteo de apartamiento de la fuerza provincial surgió a raíz de varios indicios y para garantizar la transparencia de la pesquisa, aunque no tuvo eco en el juzgado interviniente.

En tal sentido, al momento de prestar declaración M. C. indicó que había sido objeto de presiones por parte del jefe de la División Investigaciones de la UR II, comisario Jorge Britos.

“El jefe de la Brigada me querían llevar detenido ayer. Tenía un oficio para traerme detenido y le lastimo el brazo a mi mama en el portón. Yo estaba adentro y le dije a mi mamá que no iba a ir con él, pero que me iba a presentar”, mencionó.

Contó que conocía a Josías y lo apodaban Chiqui, al tiempo que días después de la desaparición se contactó con la mamá del menor, Carolina Ramírez (32), para contarle que el 29 de abril dos policías lo buscaban.

“Le mandé un audio a la mamá de Chiqui y le dije que justo el viernes 29 de abril yo me iba a comprar una hamburpizza a unas cuadras de mi casa, serían las 21:00 horas, más o menos, cuando subo por la calle Domínguez para la Balcarce. Ahí le encontré a Kike S. y paró un auto rojo Fiat Uno, venían dos tipos con chalecos de Policía. Ellos nunca bajaron del auto. No nos dijeron por qué lo buscaban a Chiqui”, señaló.

El auto identificado por el testigo en el garaje de la seccional Cuarta

Y agregó: “Nunca había visto ese auto por el barrio, no sé de quién es ese auto. A Kike le preguntaron si vieron a Chiqui, y Kike le dijo que no, que no lo habían visto, y ahí se abrió la ronda, se fueron todos los que estaban por ahí. Esa noche el Chiqui no estaba con nosotros”.

Lo vio golpeado

El testigo precisó que la última vez que vio al menor fue el lunes o el martes anterior al sábado 29, en la esquina de la Balcarce y Aramburu.

“Ahí me dijo que el sábado o el domingo anterior le habían dado, le cagaron a palo, pero no me llegó a decir quién. Me dijo que eso le pasó en Villa Stemberg. Tenía explotado el ojo derecho y el otro ojo poquito, y la nariz estaba hinchada. Después de que desapareció nunca más lo vimos en el barrio”, aseguró.

Insistió en que los dos policías de civil no especificaron por qué buscaban al menor. Tampoco sospechaba dónde podría estar, ya que “hablamos con toda la gurisada pero ellos no saben nada. Él siempre se vestía bien y deportivamente, con ropa limpia, facherito, las zapatillas limpias”.

Un día antes, el 19 de mayo, la Policía informó sobre el hallazgo de un improvisado campamento en la zona de Las Treinta donde encontraron restos de comida, una mochila y un par de zapatillas, elementos que presumiblemente abandonó Josías al ver a los efectivos.

Consultado al respecto, M. C. mencionó que “nunca le vi con mochila ni nada. Con riñonera sí le vi, de color negra de las Viejas Locas, tenía porro adentro. La gurisada siempre tiene”.

En otro punto le consultaron si sabía o sospechaba con quién podría estar el menor, en ese entonces desaparecido. Además entró en escena otro joven con el cual habrían visto a Josías, identificado como Nico D. “No sé nada del barrio, de alguien que se haya ido estos días. Ese Nico D. es un chorro, flor de laucha, ratero. Ese es amigo de Chiqui, siempre andaban juntos dando vueltas, para mí que ya es mayor ese gurí. Ese vive en el Oberá III con la abuela”, señaló el testigo.  

Causa de muerte indeterminada

El informe preliminar de autopsia fue entregado en manos del juez Horacio Alarcón el jueves pasado. En conclusión, hasta el momento la causa de muerte es “indeterminada”.

De todas formas, se espera el informe del departamento de bioquímica forense, el cual podría echar luz sobre el motivo de la muerte.

El cadáver fue reconocido por los padres mediante rastros de los tatuajes que tenía en antebrazos.

“El cuerpo estaba en distintas etapas de putrefacción y no se encontraron signos de violencia externa. Por ello, con los elementos encontrados en la autopsia no fue posible determinar la causa de la muerte. O sea, por el momento es una muerte por causa indeterminada”, explicó una fuente.

Y agregó: “Se preservó región anal y recto para ver si hubo abuso, y cartílagos del cuello por el posible estrangulamiento”.

El cráneo, la cara y el cuello de la víctima carecían de partes blandas producto de la acción de la fauna regional. También le faltaban ambos pies.

Sobre la fecha del deceso, el informe preliminar indica que ocurrió entre 20 y 25 días antes al hallazgo del cadáver. 

En tanto, para determinar fehacientemente la identidad serán necesarios estudios genéticos, más allá de la convicción que dieron los tatuajes hallados.

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