La escuela del terror de Marcelo Chimiski: un oficial del Comando de la UR XI confesó su “sed de sangre”

Luego de que el jefe de la UR XI de Aristóbulo exaltara la figura del genocida Videla y la Jefatura no lo sancionara, ahora un subalterno de Chimiski publicó la foto de un móvil policial y una brutal amenaza a la sociedad

“Ahora sí perro, agárrense que la bestia está suelta y tiene sed de sangre”, publicó en su estado de Whatsapp el oficial de la Policía de Misiones Fernando Martín Molina, integrante del Comando Radioeléctrico de la UR XI de Aristóbulo del Valle. La frase fue acompañada por la foto de un móvil de aquella dependencia.

La violenta expresión de Molina llamó la atención de sus propios camaradas, ya que vulnera las pautas de mínimo decoro que debe seguir cualquier funcionario público, al tiempo que sus dichos retumban como amenazas.

La violencia desplegada en una frase que concluye con “sed de sangre”, clara muestra de la naturalización de la violencia institucional que impera en la Policía de Misiones. Una frase que grafica la peligrosidad de un funcionario como Molina, que porta un arma y dispone de medios para saciar su “sed de sangre”, como el mismo escribió.

Pero los dichos del oficial no son aislados y están en sintonía con lo que la semana pasada expresó la máxima autoridad de la de la UR XI, el comisario inspector Marcelo Chimiski, quien utilizó su estado de Whatsapp para exaltar la figura de Jorge Rafael Videla, presidente de facto entre 1976 y 1981, genocida condenado a la pena de prisión perpetua como autor de 469 crímenes de lesa humanidad (66 homicidios, 306 secuestros, 97 torturas y 26 robos).

Reiteradas denuncias por tortura

Chismiki compartió una imagen con fotos de Videla y un joven de gorra, aros y lo que parece una arma de fuego, y la consigna: “CON ESTA GORRA NO HABRÍA MÁS DE ESTAS GORRAS”, dando a entender su apoyo al genocida condenado.

Propios camaradas se mostraron indignados y repudiaron la actitud de Chimiski por el prejuicio y la peligrosidad del mensaje.

La publicación a favor de Videla se dio a pocas horas del presunto intento de suicidio de un menor de 17 años en la comisaría de Campo Grande, dependiente de Chimiski, hace diez días.

Más allá de la versión oficial, la madre del menor aseguró que un par de días antes su hijo le contó que había sido torturado por uniformados, lo que corroboró a través de una denuncia ante la fiscal de Instrucción Dos Myriam Silke.

Esta semana, en tanto, una joven de 19 años denunció que fue torturada en la misma comisaría por policías que la esposaron y la forzaron a introducir la cabeza un tacho con agua. Además le propinaron piñas y patadas.

Pero a pesar del cúmulo de denuncias y expresiones que vulneran los más elementales derechos humanos, la Jefatura sigue avalando el accionar de Chimiski y de su escuela para torturadores con “sed de sangre”.

El ejemplo del terror prospera en la Policía de Misiones y no sólo puertas adentro, sino que se difunde por Whatsapp. Así de impunes son.

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