El conmovedor y eterno amor de la viuda de un héroe obereño caído en la guerra de Malvinas

María Ferreyra y Saturnino Sanabria se casaron en septiembre de 1981, tras nueve años de noviazgo. Él falleció en el hundimiento del ARA General Belgrano, el 2 de mayo de 1982. Pero ni la guerra ni la muerte lograron desvanecer el amor que los unía  

Cuando le notificaron que su esposo murió en combate, María Ferreyra cayó en un pozo depresivo y durante largos siete años perdió contacto con la realidad. Estaba presa entre las sombras del pasado y la sinrazón de la guerra que se llevó al amor de su vida.

“Yo lo amaba demasiado… en realidad nunca dejé de amarlo. Cuando murió me quedé muy mal, mi cabeza no soportó y me perdía. Salía corriendo y me desmayaba. Por suerte tuve contención y con los años fue saliendo adelante”, contó María, cuya historia confirma eso que la guerra siempre es un error.

El 11 de septiembre de 1981 se casó con Saturnino Sanabria, entonces de 29 años y cabo principal de la Armada Argentina, con prestación de servicio en la Base Naval Puerto Belgrano.

Estuvieron nueve años de novios y luego del casamiento sólo convivieron pocos meses, ya que Saturnino falleció el 2 de mayo de 1982, en el hundimiento del ARA General Belgrano durante la guerra de Malvinas. El nombre del obereño figura entre las 323 víctimas de aquel ataque del submarino inglés HMS Conqueror.

En el hundimiento del Belgrano murieron 323 argentinos

“A nuestro casamiento fueron más de 200 personas. Fue un casamiento, pero también una despedida”, reflexionó María, quien reside en Oberá.

Contó que Saturnino nació y se crio en Villa Svea, ya que su papá trabajaba en la histórica fábrica de aceite de tung de la Copisa.

“Era su sueño”

Cuando le tocó el servicio militar ingresó a la Armada y se enamoró del mar. Tras catorce meses de servicio, le dijo a María que quería seguir la vida militar, siempre y cuando ella lo acompañara.

“Yo siempre lo alenté para que siga sus sueños, que yo le esperaba. Terminó la conscripción y se fue a Buenos Aires para hacer el curso de cabo primero. En las vacaciones venía a verme, mientras tanto nos escribíamos cartas. Un día me contó que estaba seleccionado para la Fragata Libertad, pero era más de medio año que no nos íbamos a ver. Él estaba indeciso, pero le dije que vaya porque era su sueño, su vida. Que ya íbamos a tener tiempo para estar juntos”, recordó.

Y ella siempre lo esperó a Saturnino, hasta que se casaron y se mudaron a Punta Alta, ciudad cabecera de la Base Naval Puerto Belgrano, el destino de su esposo.

Saturnino Sanabria en la Fragata Libertad

Siempre presente

Pero vino la guerra, esa maldita locura en que los hombres reinciden. El 2 de mayo de 1982 el ARA General Belgrano fue impactado por torpedos enemigos y borró todos los sueños de María. Saturnino tenía el rol de combate timonel y cumplió con la patria, aunque eso no fue consuelo para su amada.

“Me quedé muy mal, pero la Armada no me abandonó y poco a poco fui saliendo. Pasaron siete años y me decidí volver a Oberá. Con la indemnización me compré tres terrenos, pero la verdad que no me fue bien y me estafaron. Hoy alquilo una piecita y voy tirando”, señaló.

María y Saturnino no tuvieron hijos y ella tampoco se volvió a casar. Él sigue siendo su amor. En su homenaje, años atrás mandó a hacer dos carteles que recuerdan al héroe, uno de los cuales engalanaba el frente de su casa, en Cien Hectáreas, propiedad que perdió por un sinvergüenza innombrable.

Hoy María tiene 71 años, anda bien de salud y casi no toma remedios, agradeció.

“Sólo que a veces me vuelve esa tristeza, pero no le digo nada a nadie, me encierro nomás hasta que me pasa. Es que todavía le extraño a él…”

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