En los últimos meses, efectivos de la Unidad Regional II de Policía de Oberá fueron denunciados e imputados por diversos delitos. Incluso, varios fueron detenidos y podrían ser condenados a varios años de cárcel.
En muchos casos se trata de policías con antecedentes por abuso de autoridad, aunque seguían trabajando por el aval de la superioridad y autoridades de gobierno encabezadas por el ministro Marcelo Pérez, en cuya gestión se registraron varios casos de “gatillo fácil”.
En ese contexto, familiares de los policías implicados, policías en actividad y retirados encabezados por el jefe de la Unidad Regional II, comisario inspector Rubén Darío Duarte, se manifestaron anoche frente a la Seccional Cuarta en respaldo de los funcionarios acusados.
Vergonzoso apriete a la Justicia encabezado por un jefe policial. Una burla a las víctimas y familiares de violencia institucional naturalizada en Oberá.
Justo en la semana del 46° aniversario de «La Noche de los Lápices», serie de secuestros y asesinatos de estudiantes secundarios que se registró durante la noche del 16 de septiembre de 1976 y días posteriores en la ciudad de La Plata, Buenos Aires.
En total diez jóvenes fueron secuestrados y torturados por grupos de tareas de la dictadura, de los cuales seis fueron asesinados y sus restos nunca fueron encontrados.
Luego se probó que la Policía bonaerense preparó un operativo de escarmiento para los que habían participado de la campaña por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como “subversión en las escuelas”.
Mientras en los colegios se enseña La Noche de los Lápices para que no vuelva a repetirse el horror, en Oberá exaltaron a los imputados por el caso Josías Galeno y a los presos por atropellar y abandonar a Agustín Ramírez, entre otros hechos. Parece que la sociedad no aprendió nada. Anoche retrocedimos 46 años.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.