El hecho se registró el sábado en Villa Bonita, Campo Ramón. Fueron detenidos siete sospechosos, entre ellos tres mujeres, pero todos ya fueron liberados. “Estamos con mucho miedo porque nos amenazaron de muerte y ya los liberaron”, manifestó Susana Moreli
Susana Moreli (69) y su esposo eligieron Misiones en busca de paz y tranquilidad, luego de vivir en Buenos Aires y en los Estados Unidos. Ya jubilados, compraron una propiedad y se instalaron en Villa Bonita, municipio de Campo Ramón, donde los primeros tiempos transcurrieron con normalidad.
Pero desde hace un par de meses una vecina comenzó a vender bebidas alcohólicas en un improvisado quiosco sin habilitación municipal y se terminó la calma tan ansiada.
En ese contexto, tras padecer una madrugada de música y gritos en la vereda de su propia casa, sufrieron la agresión de una patota que ocasionó daños en la propiedad y golpeó brutalmente al hijo de Moreli, de 32 años.
El hecho se registró en la madrugada del último sábado en inmediaciones de la Escuela 306 de Villa Bonita.
“Vivimos un calvario y estamos con mucho miedo porque nos amenazaron de muerte. Estuvieron presos unas horas y ya los liberaron, a pesar de que lo lastimaron mucho a mi hijo y tumbaron el portón de la casa”, lamentó la jubilada.
Contó que su esposo tiene 78 y padece Alzheimer, por lo que el grave incidente del fin de semana alteró su cuadro, sobre todo al ver a su hijo muy golpeado y ensangrentado. “Toda la noche hubo ruidos molestos y nadie controló nada. A las 6 de la madrugada salí para pedir que por favor paren y ahí empezaron con los insultos. Estaban descontrolados, se colgaron del portón y lo tumbaron. Mi hijo los enfrentó y lo golpearon mucho. No sé qué hubiera pasado si él no estaba. Se ve que algún vecino llamó a la Policía porque llegaron dos móviles. De lo contrario lo podrían haber matado”, reflexionó Moreli.
Tierra de nadie
Al arribar las patrullas, varios de los agresores -entre ellos mujeres- subieron a dos autos y escaparon del lugar, aunque luego fueron detenidos.
Todavía conmocionada por el hecho, la jubilada detalló que la patota lanzó piedras sobre su casa y temió que avancen hacia el interior.
“Tenemos dos perros, porque de lo contrario hubieron entrado. Estaban descontrolados, no sé si sólo borrachos o si consumieron otra cosa”, opinó.
En tanto, se mostró sorprendida por el grado de impunidad con que se manejaría la propietaria del quiosco lindero a su domicilio, ya que la propia Policía le habría confirmado que no posee habilitación municipal alguna.
Al respecto, mencionó que “uno no se aparta de que trabaje, pero hay cosas que respetar. No se puede vender alcohol las 24 horas en un lugar que no está habilitado, si hasta estacionan lo autos en mi vereda. Y es toda la madrugada música y descontrol, sobre todo los fines de semana”.
Mencionó que ya durante la tarde del sábado fue incesante el trajinar de personas en el lugar, lo que se incrementó en la noche.
“No entiendo por qué nadie controla nada, ya que venden alcohol a menores y llegado un horario es descontrol total. Yo lo único que les dije, después de padecer toda la madrugada, es que vayan a gritar a otro lado, y ahí se desató la locura”, reflexionó.
Y agregó que “en un momento pensé que lo mataban a mi hijo, porque eran como ocho contra uno. Después llegó la Policía y nos amenazaron con que van a volver a matarnos. Pensar que elegimos Misiones por la tranquilidad y tenemos sufrir esto”.
Respecto a los acusados, se trata de cuatro hombres y tres mujeres de entre 18 y 30 años, informó la Policía.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.