Tomás “Tuty” Acevedo comenzó a robar a los 11 años y nunca paró. En 2012, con apenas 18 años, masacró a puñaladas a Victorio Leiva Ortiz y Mario Suárez mientras dormían. Ocurrió en el Kilómetro Cero de Oberá y el asesino reconoció la autoría del hecho. Recién cumplirá su pena a los 53 años
Tomás Andrés Acevedo, alías “Tuty”, tiene hoy 29 años y hace once que está preso en la cárcel de Oberá por el doble homicidio de Victorio Leiva Ortiz (53) y Mario Suárez (39), perpetrado el 3 de noviembre de 2012 en el barrio Kilómetro Cero.
Al momento del crimen el implicado recién había cumplido 18 años, aunque arrastraba un largo prontuario por hechos contra la propiedad y las personas, con un acumulado de más de 30 causas siendo menor.
Tenía apenas 11 años cuando fue demorado por primera vez por la Policía, en aquella ocasión por el hurto de una bicicleta en pleno centro de Oberá.
Su periplo delictivo nunca paró y con el correr del tiempo fue incrementando la violencia de sus actos, propiciado por un entorno nocivo y el consumo de alcohol y drogas, un combo letal para un chico.
En ese contexto y a ese ritmo, a Tuty Acevedo no le quedaban demasiadas opciones: la cárcel o el cementerio, y no tardó demasiado en hacer pie en la primera y por mucho tiempo.
En diciembre de 2013, ya con 19 años y acorralado por las pruebas en su contra, reconoció en juicio abreviado la autoría del doble homicidio de Leiva Ortiz y Suárez, hecho en el cual también participó un menor de 16.
Tras la confesión y en acuerdo con la fiscalía, el Tribunal Penal de Oberá condenó al mayor a prisión perpetua por “homicidio agravado por haber sido cometido criminis causa en ocasión de robo con alevosía y con participación de un menor de edad, reiterado dos hechos; robo y estafa agravado por la participación de un menor de edad en concurso real”.
De esta forma, Acevedo ostenta el triste record de ser la persona más joven condenada a la máxima pena por el TP de Oberá.
42 puñaladas
Los vecinos del Kilómetro Cero de Oberá todavía recuerdan los detalles del doble homicidio de Leiva Ortiz y Suárez, ambos albañiles que literalmente fueron masacrados a puñaladas mientras dormían en la precaria vivienda del primero, quien padecía problemas auditivos.
En las horas previas los amigos compartieron la cena y unas copas, se hizo de madrugada y el dueño de casa le dijo a Suárez que se quede a dormir, sin imaginar la tragedia que se avecinaba.
Según se reconstruyó en la investigación a cargo de la entonces jueza de Instrucción Uno de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat, el sangriento hecho fue cometido en ocasión de un robo. Las víctimas fueron ultimadas porque conocían a los ladrones.
Se estableció que los autores del terrible crimen fueron Tuty Acevedo y Pablo N., de 16 años, quienes previo al hecho estuvieron tomando bebidas alcohólicas en la casa de un vecino del mismo barrio.
Alrededor de las 23 se dirigieron a un quiosco para comprar cerveza y seguir de “gira”, pero por el camino el mayor de los jóvenes le propuso a su cómplice ir hasta la casa de Leiva Ortiz, al cual conocía y sabía que era sordo.
La intención era forzar algún acceso y esperar que el propietario no los escuche por su limitación auditiva. Así, violentaron la puerta trasera e ingresaron.
En este punto la violencia desatada por los asesinos adquiere un carácter demencial, ya que las víctimas fueron apuñaladas estando acostadas, tal vez dormidas.
Según determinó la autopsia, Leiva Ortiz padeció al menos 25 heridas de arma blanca. Su cuerpo estaba tendido sobre su cama. Suárez, que dormía en un colchón en el comedor, sufrió 17 puñaladas.
Mató para robar
El crimen no tardó en salir a la luz, cuando al otro día un familiar de Leiva Ortiz se topó con la horrorosa escena. Por su parte, los investigadores tampoco demoraron mucho en dar con los autores del hecho.
Varios vecinos apuntaron a Tuty Acevedo, ya que en la misma madrugada de la masacre el sospechoso estuvo ofrecieron a la venta varios objetos, entre ellos un televisor y dos baldes de albañilería que resultaron ser propiedad de Leiva Ortiz. Enseguida también fue implicado el menor de 16 años.
Es decir que luego de tan terrible acto, los jóvenes tuvieron la frialdad de tomar las cosas de la víctima y ofrecerlas en el mismo barrio, sin dudas un accionar que no hizo más que implicarlos desde el minuto cero.
En la vivienda faltaban un televisor, una garrafa, un reproductor de DVD, un secarropas, dos teléfonos celulares, dos baldes de albañilería y dinero en efectivo.
“Mi hermano y Leiva eran gente de trabajo, no tenían enemigos y es terrible lo que les hicieron. Para colmo los mataron cuando estaban dormidos y no tuvieron posibilidad de defenderse”, opinó entonces Ariel Suárez.
Al ser detenidos, ambos acusados aún evidenciaban estar bajo los efectos alcohol o drogas, al tiempo que Acevedo tenía manchas de sangre en su ropa.
Por su edad al momento del hecho, el menor resultó inimputable, mientras que el mayor fue sentenciado a prisión perpetua, es decir 35 años de pena de cumplimiento efectivo.
En consecuencia, si no se enferma ni le pasa nada en su lugar de encierro, Tuty Acevedo recuperará la libertad recién a los 53 años. Para ello habrá pasado 12.775 días tras las rejas, casi el doble de los 6.570 de sus primeros 18 años de vida.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.