La comerciante Marly Emke dio detalles del calvario que padece con su hijo de 15 años, quien posee un largo prontuario por hechos contra la propiedad. Aseguró que “varios le tienen marcado”. Pide que la justicia ordene la internación
Se palpa la angustia en sus palabras, la impotencia ante una situación que hace rato se le escapó de las manos, tal como reconoció. Ella sola no puede y golpeó varias puertas en busca de ayuda, pero hasta ahora no halló solución y la vida de su hijo desbarranca día a día.
Marly Emke, comerciante del barrio San Miguel de Oberá, viene batallando desde hace años contra las adicciones y la conducta delictiva de su hijo, quien a los 15 ya acumula un largo prontuario por hechos contra la propiedad.
“Hasta ahora no conseguí la autorización de la justicia para internarlo porque me dicen que tiene que ser voluntario, como que esperan que pase algo grave para accionar. Y en cualquier momento va pasar porque varios le tienen marcado. Me duele decirlo, pero es la verdad”, alertó respecto al menor.
En tal sentido, contó que días atrás los propios familiares del padre biológico del chico andaban atrás de él porque robó un celular de la casa de un tío.
Asimismo, explicó que tiene otro hijo de 13 años con una severa discapacidad que le impide movilizarse por sus propios medios y requiere muchos cuidados.
“Como tengo que dedicarme mucho a mi nene con discapacidad, hace dos meses le mandé al de 15 con el papá para que se haga cargo un tiempo, pero fue para peor porque directamente lo abandonó al hijo. Estuvo tres días en la calle robando para drogarse, él mismo me contó. Ahora lo tengo en mi casa y hace más de 24 horas que duerme”, aseguró esta tarde Emke.
Según la progenitora, un vecino de San Miguel le avisó ayer que vio al menor deambulando y así lograron ubicarlo.
Verdadero calvario
Emke también cuestionó la actitud del progenitor del menor, identificado como Ramón Eliseo Rivero, quien purgó una condena por robo calificado en poblado y en banda.
“Tuve tres hijos con él, pero nunca se hizo cargo de nada. Ahora supuestamente se fue a trabajar al Brasil, siendo que no puede salir del país porque está en libertad condicional”, mencionó.
Sobre su hijo, indicó que es adicto a las drogas y ya acumula varias causas por robo y hurto.
En ese contexto, a mediados de septiembre pasado el chico y dos cómplices -otro menor y un mayor de edad- irrumpieron en una vivienda ubicada en calle 3 del mismo barrio, donde robaron un televisor, un equipo de sonido portátil, una perforadora, una amoladora, un secarropas, zapatillas y prendas de vestir.
Los tres fueron identificados por el testimonio de vecinos que declararon que estaban ofreciendo a la venta los elementos sustraídos.
“Yo estaba en mi negocio y me llamó una vecina para avisarme que mi hijo estaba escondido en el tesal de calle 1 porque entró a robar a una casa y los dueños le estaban buscando con machete. Entonces agarré el auto y salí a buscarle. Gracias a Dios le encontré antes y le traje a mi casa. Si no lo rescataba, no sé qué hubiera pasado”, reconoció Emke sobre aquel episodio.
Afirmó que padece un calvario por la adicción del menor, al tiempo que subrayó la necesidad de contar con asistencia para rehabilitarlo.
Madre desesperada
Ya a fines de agosto, el menor estuvo desaparecido una semana y su mamá temió lo peor.
“Ya probé de todas formas, pero él no quiere ir a rehabilitación. Tampoco lo puedo controlar porque rompe todo y se escapa; desaparece dos o tres días y roba para drogarse. Por eso le tienen re marcado y mi temor es que lo lastimen o que él lastime a alguien”, alertó desesperada.
Y agregó: “Es mejor que mi hijo esté encerrado a que esté en la calle drogándose”.
Mencionó que también acudió al área de minoridad y familia de la Municipalidad, donde se comprometieron a interceder con la justicia en búsqueda de la asistencia reclamada.
“Hace más de dos años que estoy peregrinando con esta situación, implorando ayuda y golpeando puertas para que lo admitan en algún centro de rehabilitación, pero me dan la espalda o dicen que él tiene que querer hacerlo”, acotó.
Contó que su hijo asistió apenas hasta cuarto grado, al tiempo que consume todo tipo de drogas, pero lo que lo más afecta sería la mezcla de psicofármacos con alcohol, un coctel que hace estragos en el San Miguel, afirmó.
“Que yo luche y reclame por mi hijo, no quiere decir que él sea el único. Son muchísimos los chicos que están así. Es tristísimo”, remarcó.
Incluso, puntualizó que “ya tuvo una sobredosis y llegó a convulsionar. Pero después, cuando se recupera, sólo quiere volver a drogarse y para eso roba”.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.
Ojalá no termine como Josias ; QPD