Los imputados más comprometidos se acusaron entre sí y tenían el mismo defensor oficial, lo que implicaba intereses contrapuestos. El Tribunal Penal Uno de Oberá reprogramó el debate para los primeros días de julio. Desde la querella insisten con dar con el autor intelectual
Transcurridos ocho años y medio del brutal homicidio del vendedor de carne Nicolás “Junior” D’Amico (35) y cuando por fin se dio inicio al juicio oral y público, una innegable traba jurídica derivó en la suspensión del debate y la reprogramación para la primera semana de julio.
Ocurre que el defensor oficial Matías Olivera asumió el patrocinio de dos pares de hermanos, los Benegas y los Gutiérrez, los cuales se acusaron entre sí y son los más implicados en el crimen.
Diego Benegas (40) y Jonathan “Yony” Gutiérrez (31) fueron procesados por homicidio agravado por alevosía y premeditación, por lo que ya estuvieron detenidos hasta que se venció el plazo de la prisión preventiva. Ambos llegaron al juicio en libertad, aunque afrontan la pena de prisión perpetua.
Los hermanos de los primeros -Gustavo Benegas (37) y Diego Gutiérrez (34)- están acusados de encubrimiento agravado.
Por ello, tras la lectura del requerimiento de elevación de juicio, Olivera puso en evidencia que estaba defendiendo “intereses contrapuestos”, ya que “los hermanos Benegas y Gutiérrez se acusan entre sí y la defensa de todos es la misma, siendo eso incoherente. Si continuamos hasta podría incurrir en un delito”, subrayó.
Con criterio, se preguntó “qué confianza puedo tener si defiendo a los dos, pero uno de ellos está faltando a su honorabilidad”, al tiempo que subrayó: “La defensa en juicio es inviolable (…) llevar a cabo un juicio en estas condiciones sería injusto e ilegal”.
Olivera explicó que originalmente era el defensor de los Gutiérrez y los Benegas estaban bajo la tutela de otra colega, pero ésta se halla en trámite de jubilación y le delegó el cargo.
Cómo sigue
Tras un cuarto intermedio, el Tribunal Penal de Oberá hizo lugar al pedido del defensor oficial, suspendió el debate y fijó nueva fecha para los días 1, 2, 3, 4 y 5 de julio.
Olivera anticipó que defenderá a los Gutiérrez, mientras que los Benegas -según averiguó NDA- se contactaron con el abogado Martín Moreira, quien podría asumir la defensa.
Tal lo previsto, el segundo piso del Palacio de Justicia de Oberá fue sede del inicio del frustrado debate de hoy. Dicha locación fue elegida por una cuestión de espacio, siendo la primera vez que en ese lugar se realiza un juico penal.
Con relación al hecho, en la instrucción se probó que D’Amico (35) fue asesinado el 30 de octubre de 2015 en la carnicería La Rueda, sobre avenida De las Américas y Salto Sokalski. El cadáver fue colocado en el baúl del auto de la víctima, el cual fue trasladado e incendiado en colonia El Chatón, Leandro N. Alem, a 20 kilómetros de Oberá.
A los citados Jonathan Gutiérrez y Diego Benegas, y sus hermanos Gustavo Benegas y Diego Gutiérrez, también está imputado Gustavo García (32) por encubrimiento agravado; mientras que el ex policía Guillermo Sebastián Rockenbach (37) y Guillermo Andrés Burkiewicz (36) fueron acusados por tenencia ilegal de arma de fuego y entrega de arma de fuego a quien no acredita la condición de legítimo usuario.
Al respecto, Burkiewicz le vendió un revólver calibre 22 a Diego Benegas, quien recibió el arma de manos de Rockenbach. Luego, por el estado del cuerpo calcinado no se pudo corroborar si sufrió o no disparos.
La querella impulsa la teoría del autor intelectual
Claudio Katiz -querellante en representación de la familia de la víctima- calificó el hecho como “uno de los casos más abyectos y espantosos de los últimos años en la provincia de Misiones, inclusive con trascendencia nacional”.
En cuanto a la suspensión del debate, opinó: “Ya que esperamos casi nueve años, esperaremos unos días más a los fines de garantizar el debido proceso y la defensa en juicio de los imputados, y que a posteriori no haya ningún planteo de nulidad en casación. Es preferible tomar los recaudos ahora y no tener que lamentar después”.
Para el abogado, los acusados dejaron un reguero de pruebas que no deja lugar a dudas sobre la autoría material.
“Dejaron todas las marcas e indicios. Digo que para matar a una persona digo que es fácil llegar al momento de matar, pero después es qué hacer con el cuerpo, porque nadie sale a descartar cadáveres. Llevaron a cabo un hecho espantoso, pero también hubo detrás alguien que le dio la vía libre para hacerlo. Incluso les cedió el local donde sucedió el hecho, porque sucedió en las oficinas del propietario del inmueble”, indicó.
Al respecto, como se leyó en la requisitoria de elevación a juicio, ya en la instrucción Katiz apuntó la responsabilidad intelectual en Hugo Cabral.
Consultado al respecto, mencionó que “desde el primer momento dijimos que los autores materiales eran testaferros. Su comportamiento posterior al hecho demostró que jamás estarían en condiciones de ser empresarios del rubro de la carne o de ninguna empresa. Por eso esta querella va detrás de la autoría material para que por fin D’Amico pueda descansar en paz”.
“Había sangre por todos lados”
Este martes se expusieron las pruebas contra los imputados, como ser la declaración de uno de ellos, Diego Gutiérrez, quien acusó a su propio hermano Yony.
“En un momento veo que mi hermano Yony y Diego (Benegas) lo levantan a Junior y lo llevan hasta el baúl del auto, lo arrastraron de la camisa y el pantalón desde la oficina hasta el Bora que estaba de culo, al lado de la oficina (…) Le metieron primero la cabeza y después los pies, todo doblado”, señaló respecto al día del hecho.
La víctima era oriunda de Lobos, Buenos Aires, y vendía carne para un frigorífico de aquella provincia. El viernes 30 de octubre del 2015 estuvo en la carnicería La Rueda y al mediodía compartieron un asado.
Entrada la tarde volvió para cobrar una cuenta, circunstancia en la que habría sido asesinado tras una fuerte discusión con Diego Benegas.
Según el expediente, el propietario de la carnicería y Yony Gutiérrez habrían sido los autores materiales del hecho, tras lo cual cargaron el cadáver de la víctima en el baúl de su propio Volkswagen Bora y condujeron por la ruta Nacional 14 hasta el paraje El Chatón, donde quemaron el auto.
Posteriormente, el sistema de rastreo satelital del Bora confirmó antes de ser incendiado estuvo en la carnicería de Oberá.
El testimonio de Diego Gutiérrez no hizo más de confirmar las sospechas.Relató que la tarde del hecho Diego Benegas lo llamó para hacer limpieza, tarea que cumplía cada tanto, puesto en ese entonces era aspirante a Prefectura.
“Estaba limpiando las sierras en la carnicería y Diego me manda a llamar a la oficina. Voy, y ahí estaba Junior en el piso golpeado (…) Junior estaba entre unos escritorios. Había sangre por todos lados y estaba muerto. Al lado de Junior estaba tirado un fierro (…) Yo lo vi a Diego que andaba con ese fierro que buscó de la choricera, yo lo vi porque estaba limpiando la cámara”, relató.
Testigo y acusado
Tras detallar cómo cargaron el cuerpo en el Bora de la víctima, Diego Gutiérrez aseguró que el dueño de la carnicería le pidió que vaya con su propio auto al frente en la ruta para ver si había controles.
“Salimos con Yony y Diego venía atrás, hasta que nos pasó en la YPF antes de la tabacalera. Ahí entró en la picada a la izquierda, de Oberá hacia Alem. Mi hermano me decía: seguile, seguile. Hicimos 300 metros más o menos y Diego metió el auto en un tesal y lo roció con un bidón de nafta que llevaba mi hermano. Durante el viaje mi hermano me decía que me quedara tranquilo que lo iban a hacer desaparecer y yo le respondía que están locos”, aseguró.
Brindó detalles de cómo incendiaron el coche y el cuerpo, circunstancia en que su hermano se quemó un brazo, tras lo cual regresaron a Oberá.
“Eran las diez de la noche, volvíamos a la carnicería y Diego me decía que me calle la boca, que estaba todo bien. Le dije: Vos me enterraste, y me respondió: Quedate tranquilo, vos no tenés nada que ver, yo te voy a dar plata para vos y tu hermano”, indicó.
“Qué hacés loco, pará”
Quien también aportó datos estremecedores fue Gustavo García. En sede judicial indicó que el 30 de octubre al mediodía comieron un asado y luego cada uno se fue por su lado.
“Tipo siete de la tarde volvió Junior cuando aún estaban abiertas las puertas de la carnicería. Más tarde, a las ocho, vi que Diego Benegas tenía un hierro en la mano cerca de las cámaras frigoríficas. Se puso el hierro debajo de la manga de su campera. En la oficina estaban Junior y Yony. Su hermano Diego Gutiérrez estaba en el sector de carnes ayudando a limpiar. Ahí Diego va hasta la oficina y lleva un maletín, eso me contó Diego después. Yo estaba en el sector de la choricería, a unos 30 metros de la oficina y escuché un grito: Qué hacés loco, pará, y también escuché ruidos como que se caían escritorios (…) Diego Gutiérrez entró también a la oficina. Después Diego Benegas salió con el hierro en la mano y nos dijo a Gustavo (Benegas) y a mí: Quédense tranquilos no pasa nada, yo lo maté, yo me hago cargo”.
Y agregó: “Gustavo cuando entró a la oficina y vio que le estaban golpeando a Junior, les gritó que paren de pegarle y salió asustado. Después de eso, Diego Benegas salió a buscar el Bora de Junior que estaba en la playa de estacionamiento y ubica el auto en la puerta trasera de la oficina, baja y le pide a Yony que lo ayude a cargar el cuerpo. Yony tenía puesta una camiseta de Boca y un pantalón de la carnicería y un bidón de cinco litros con nafta en la mano. Diego Benegas abre el portón blanco, antes cargaron el cuerpo al auto (…) Diego y Yony Gutiérrez antes salieron con el Renault 9 a ver si no había controles. Yo estaba en una pieza, ya no quería seguir viendo”.
Premeditación
Siempre según la declaración de Gustavo García, al otro día del hecho Diego Benegas argumentó que mataron a D’Amico porque éste lo amenazó con asesinar a su familia si no le pagaba una deuda que superaba el medio millón de pesos, monto que no tenía. El imputado reconoció una barreta como el elemento usado para ultimar al preventista.
“Sí, vi el hierro, estaba al lado de la máquina de moler carne de la choricería. En ese lugar siempre estaba. Eran las cinco de la tarde y Diego Benegas pasó y lo llevó al lugar donde están los motores de las cámaras. Ahí lo dejó y después lo buscó y se lo puso dentro de la manga de la campera negra y blanca. Eso fue a las ocho de la noche”.
“Después Diego Benegas me dijo que había dejado un maletín vacío en la mesa donde se pela la carne, que pasó por ahí con el hierro en el brazo de la campera, buscó el maletín y se fue a la oficina. Me contó que Junior estaba parado con un arma en la mano y que le pasó el maletín, Junior lo agarra y le da tiempo para sacar el hierro y golpearle. Yo no vi el arma que tenía Junior, eso me contó Diego Benegas”, detalló.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.