El cuádruple homicidio se registró el 25 de mayo del 2014 en Panambí. El empresario maderero Oscar Knack y su familia fueron torturados y quemados vivos. El Tribunal que juzgó a los acusados calificó el hecho como “contrario a la mismísima naturaleza humana”. Los tres imputados fueron condenados a prisión perpetua
Los gritos, los golpes, el propio dolor potenciado al ver que al lado sus seres amados eran masacrados, y la impotencia por no poder hacer nada para evitarlo. Inimaginable lo que padecieron Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Cristian (25) y Bianca (12).
Los detalles del expediente y el aporte de los testigos y peritos que declararon en la instrucción y el juicio oral, permiten dimensionar las circunstancias aberrantes que rodearon al cuádruple homicidio de la familia Knack, perpetrado el 25 de mayo del 2014 en la localidad de Panambí.
La premeditación de los asesinos quedó plasmada con el hecho que ellos mismos llevaron el combustible que usaron para quemar vivos a los integrantes de la familia.
Estremeció escuchar los testimonios de familiares y vecinos que asistieron a las víctimas a los pocos minutos del desastre; como también el resultado de las pericias posteriores que constataron el sadismo de los autores del hecho.
Lo que nadie explicó en el juicio, ya que racionalmente resulta imposible, es por qué los malvivientes se ensañaron tanto con la pequeña Bianca, una criatura que ese mismo día fue abanderada de su escuela en el acto patrio.
La cruda descripción del licenciado en Criminalística Marcelo Maslowski durante el juicio permitió una aproximación al horror que padeció la criatura.
“El olor a carne quemada no se olvida fácilmente. Sobre el piso de la silla había restos quemados compatibles con la calza rosada que tenía la nenita. En la tela había restos de carne quemada y un fuerte olor a pis. Eso percibe un perito en la escena y debe dejar de lado sus sentimientos para hacer bien su trabajo”, señaló ante el Tribunal.
La peor escena
Cada vez que se describe el calvario de la familia Knack, surge irremediable la figura de Bianca, inocente de cualquier culpa que le pueda asignar la mente distorsionada de alguien que tome la decisión de torturar y quemar viva a una niña.
Tal vez, dicha acción pueda ser obra de un loco, un enfermo mental; pero la masacre de Panambí fue perpetrada por cinco personas, según declararon las víctimas agonizantes.
“Esta gente perdió la piel. Entonces donde tocaban había sangre, incluso en los utensilios que ellos mismos usaron para apagar el fuego (…) Había muchos rastros de pisadas, carne quemada y restos de ropa con carne quemada, cintos y cables que fueron usados para amarrar a las víctimas”, agregó Maslowski.
El 18 de diciembre del 2017, el ex prefecto Pablo Julio Paz (hoy de 60 años), Juan Ramón Godoy (53) y Marcial Benicio Alegre (60) fueron condenados a prisión perpetua como coautores de robo calificado por haber sido cometido con armas, en poblado y en banda; y cuádruple homicidio calificado por ensañamiento y para procurar la impunidad.
Cerró así el penúltimo capítulo del que tal vez haya sido el crimen más atroz en la historia de la provincia de Misiones. En tanto, aún resta -al menos así lo reconoció la Justicia- dar con otros dos cómplices, puesto que en agonía las propias víctimas aseguraron que fueron cinco los encapuchados que irrumpieron en su vivienda.
Fundamentos
La condena a prisión perpetua se fundamentó en los siguientes puntos: el Tribunal tuvo en cuenta las huellas dactilares compatibles con el ex prefecto Paz encontradas en la caja de zapatos, como así también el hallazgo de rastros genéticos del mismo Paz y cabellos de Godoy en un trozo de media fina -tipo capucha- encontrada en la escena del crimen.
A Paz también lo complicó el testimonio de Cristian Knack, quien antes de morir aseguró que en la escena crimen identificó a un “prefecturiano o ex prefecturiano”; al igual que mencionó que los delincuentes se movilizaban en un BW Bora gris, modelo y color que poseía Godoy.
En cuanto a Alegre, el primer indicio en su contra fue el llamado anónimo que el 26 de mayo del 2014 apuntó la investigación hacia su taller en San Javier. Luego el chapista cruzó llamadas con Paz y estuvo varios días prófugo.
En el mismo taller la Policía halló un arsenal, y si bien dichos elementos no fueron relacionados con la masacre de Panambí, para el Tribunal quedó probado su perfil delictivo.
Asimismo, fueron varios los testimonios que comprometieron al trío, entre ellos tres ex familiares políticos de Godoy que pusieron en dudas su principal coartada que indicaba que el 25 de mayo del 2014 no salió de la localidad de San Javier, donde residía.
En tanto, una mujer y su concubino afirmaron que el mismo 25 a media mañana observaron un VW Bora gris en cercanías de su casa, en un camino vecinal del kilómetro 13 de Panambí.
El hecho
Lo que sigue es el relato textual de cómo ocurrieron los hechos, según los fundamentos de la sentencia:
“El 25 de mayo del año 2014, siendo aproximadamente las 19, en circunstancias en que se encontraba la familia Knack en su domicilio de la localidad de Panambí, son sorprendidos por cuatro o cinco personas, entre ellas Pablo Julio Paz, Juan Ramón Godoy y Marcial Benicio Alegre, quienes irrumpen en la vivienda ingresando por la puerta de atrás, encapuchados y con armas de fuego, armas blancas y una barreta de hierro, donde le exigen a Oscar Knack la entrega de una suma de dinero -aproximadamente la cantidad de 357.000 pesos-, para lo cual los golpean, los maniatan y luego de apoderarse del botín los encierran en una habitación, les arrojan una importante cantidad de líquido combustible y les prenden fuego. Luego se dan a la fuga. Resultando los integrantes de la familia con lesiones de tal magnitud que les provocan la muerte a Graciela Gladis Mojsiuk el 26 de mayo; a Oscar y Bianca Knack el 27 de mayo y a Cristian Knack el 30 de junio del mismo año”.
También se lee: “Los autores de semejante barbaridad, hecho más allá de delictivo, verdaderamente incomprensible y contrario a la mismísima naturaleza humana, se movilizaron en un automóvil VW Bora, color gris”.
El sobreviviente
En otro tramo de los fundamentos de la sentencia se destaca el aporte de Carlos “Nano” Knack, único sobreviviente de la familia, quien relató que el 25 de mayo “festejaron su cumpleaños con su familia, tíos y abuelos. Cristian no estaba, se había ido a Corrientes a hacer la cobranza. A la media tarde (Nano) se fue a la casa de su suegra, ya a la tardecita compartía un mate con ella, cuando recibe una llamada de Gisela Schwartz, diciéndole que habían asaltado a su familia y que fuera a la casa. Al llegar ya estaban los vecinos y la Policía, su familia estaba toda quemada, tirados en el pasto”.
“Pasaron los días y fueron muriendo, su hermana Bianca, su padre y madre; la esperanza era que sobreviva Cristian (…) Éste le dijo (a Nano) que una de las personas que entraron a su casa es el comprador que venía a llevar machimbre, es el prefecturiano o ex prefecturiano”.
Nano también contó que su hermano le dijo que mientras la familia ardía en la habitación, los malvivientes “sujetaban la puerta mientras se quemaban; estaban atados a la rejilla de la cama, le tiraron el colchón arriba. Cuando Cristian saltó por la ventana, el prefecturiano le dijo “acostate, acostate”, diciéndole que tenía un cuchillo. Y cuando fue a la ruta vio que el Bora estaba estacionado y los tipos subían al auto y se fueron. Su mamá le dijo que los tipos le echaron un litro de alcohol”.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.