Hoy se cumplieron 15 años del voraz incendio que destruyó el histórico edificio de la Municipalidad de Oberá. El peritaje de los Bomberos de la Policía determinó que el fuego se originó en forma “accidental a causa de una falla en el sistema eléctrico”. El milagro de la bandera de ceremonias que resistió las llamas
En la madrugada del 20 de junio de 2009, un incendio destruyó el histórico edificio de la Municipalidad de Oberá, un hecho que opacó los festejos por el Día de la Bandera. Si bien no hubo que lamentar heridos, el siniestro generó cuantiosas pérdidas en el patrimonio de la comuna.
El perito de los Bomberos de la Policía determinó que el fuego se originó en forma “accidental a causa de una falla en el sistema eléctrico”.
Por acción de las llamas se destruyó íntegramente lo que fuera el salón San Martín de atención al público y áreas cercanas, tales como finanzas, inspección general, desarrollo económico, ceremonial y protocolo e informática.
Según confirmaron varias fuentes, alrededor de la 1 de la madrugada el sereno de turno alertó de la presencia de humo en la nave central a la División Bomberos de la Policía, cuyo cuartel se ubica en la misma manzana del municipio.
Ya en el lugar, los bomberos extinguieron el humo y manifestaron que el foco estaba controlado, por lo que se retiraron del edificio. Tres horas después, cerca de las 4, se desató el incendió que fue incontrolable para las dos dotaciones que arribaron al lugar.
En algún momento se temió que el fuego alcance otras dependencias municipales, como la Casa de la Cultura y el mismo edificio del Concejo Deliberante.
Grandes pérdidas
Desde un primer momento se hicieron presentes en el lugar personal municipal y funcionarios encabezados por el entonces intendente Ewaldo Rindfleisch, quienes una vez controlado el fuego colaboraron en el rescate del poco material que resistió el embate de las llamas.
El siniestro golpeó en el corazón de la estructura comunal, ya que abarcó áreas de atención al público con gran cantidad de información y documentación, como inspección general y finanzas, donde se tramitaban cuestiones relacionadas con automotores y se realizaba el cobro de tasas y servicios, respectivamente.
Al respecto, ese mismo mediodía Rindfleisch subrayó: “tenemos archivo de toda la información contable y financiera de todas las áreas, nos da la tranquilidad de saber que una vez que nos instalemos en otro lugar podremos volver a funcionar normalmente”.
“Semanalmente hacemos backup y se guarda toda la información en otro lugar. Por otra parte, hace poco estuvo el Tribunal de Cuentas, que también se lleva documentación que seguramente está a nuestra disposición”, agregó.
“Fue una falla eléctrica”
El peritaje del siniestro estuvo a cargo del comisario inspector Rubén Darío González, ingeniero en seguridad y perito de la División Bomberos de la Policía.
“El incendio fue catalogado como accidental a partir de una falla eléctrica”, determinó el profesional.
Tras evaluar el lugar, dio a conocer el punto exacto en donde se inició el foco ígneo: “Fue en el suelo del pasillo que comunica la nave central de atención al público con el área de desarrollo económico, protocolo y ceremonial y, a través de una escalera, con el área de informática”.
Dichos sectores estaban ubicados al final del salón San Martín y a continuación de mesa de entradas.
En el lugar, luego de revisar detalladamente el sistema eléctrico y remover los escombros, los peritos encontraron una serie de cables que habría originado un corto circuito.

«Hemos ubicado tres trozos desnudos de conductores eléctricos que manifiestan improntas muy interesantes, dos de ellos en forma de aplastamiento por contacto con un objeto pesado”, indicó de manera formal.
Reconoció además que alrededor de la una de la madrugada los bomberos fueron alertados de la presencia de humo en el lugar, pero “era imposible determinar en ese momento lo que sucedería después”, afirmó.
El milagro de la bandera
Si bien los festejos por el Día de la Bandera se vieron empañados, también se dio un hecho que muchos catalogaron de milagroso: la bandera oficial de ceremonias de la comuna se hallaba guardada en su cofre del salón San Martín y se salvó de las llamas.
Una vez que los bomberos extinguieron el fuego, varios funcionarios ingresaron a las ruinas y divisaron, a la derecha de la entrada principal, el cofre prácticamente carbonizado. Casi sin esperanzas, esparcieron las cenizas y hallaron intacta la enseña patria envuelta en su paño rojo.
Sorprendidos y emocionados, los funcionarios recogieron la preciada bandera y sintieron cierto alivio en medio de la devastación.
Horas después, la enseña nacional fue izada en mástil del Centro Cívico para el acto central por el Día de la Bandera.
El viento la reconfortó enseguida y en lo alto flameó imponente con sus seis metros de largo, como un símbolo de fortaleza ante los avatares. Minutos después, más de 1.600 alumnos de cuarto grado de las escuelas obereñas prometieron lealtad a la bandera con la emoción a flor de piel.
(En este texto se integró la nota publicada por este periodista en la edición del 21 de junio de 2009 en el diario El Territorio)
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.