Sergio Feversani encarna la recuperación institucional y deportiva de OTC. El básquet como vidriera y sostén de una gran estructura. Críticas al gobierno de Javier Milei: “La gran desprotección hoy es legal. Y el tema es el costo social, porque esa falta de estado hace que los privados hagan los que quieran, y el estado está para compensar esa disparidad de poder”
A mediados de 2018, el Oberá Tenis Club (OTC) contaba con apenas 80 socios, de los cuales sólo 50 tenían la cuota al día. Seis años después, la nómina aumentó a 600 y prácticamente todos están al día.
Hoy, son 400 los chicos y chicas que juegan al básquet en el club, a los que se suman alrededor de 100 en tenis, otros 100 en vóley, más artes marciales, patín y danzas, entre otras actividades.
Asentado en la Liga Nacional de básquet, el Celeste es la institución deportiva más encumbrada de Misiones a nivel país, tanto por trayectoria como por actualidad.
Para poner en contexto, en 2015 Crucero del Norte disputó el tornero de Primera División del fútbol argentino, aunque descendió al final de aquella única campaña. OTC, en cambio, se prepara para disputar su quinta temporada consecutiva en la elite del básquet argentino.
Precisamente, el próximo lunes el plantel profesional iniciará la pretemporada bajo las órdenes del entrenador Fabio Demti.
Pero la repercusión de la Liga Nacional, va de la mano con la constante mejora edilicia que exhibe el club que desde junio de 2018 preside Sergio Feversani, quien marcó un antes y un después en la vida institucional y deportiva de OTC, constituido como un club modelo de la tierra colorada.
Y así como las obras no paran, en lo competitivo también se hicieron ajustes para tratar de dar un salto de calidad, como cambios en el staff médico y de la preparación física del equipo.
“Creo que empezamos a pagar los costos de haber crecido muy rápido sin el profesionalismo que exige ese crecimiento”, señaló Feversani sobre la campaña pasada.
También reconoció “ya estoy un poco cansado. En el camino perdí varias cosas, entre ellos amigos”, por lo que anticipó que le puso fecha de finalización a su gestión.
¿Cómo te convertiste en dirigente del OTC?
En 2014 empecé a venir al club más seguido, con los chicos a la pileta y a jugar al tenis, y me acuerdo que no había polvo de ladrillo para las canchas. Estaba todo muy deteriorado. En principio me metí en la subcomisión de tenis y empezamos a trabajar, había un lindo grupo y lo primero que hicimos fue cambiar las cañerías de riego de las canchas que estaban todas oxidadas. Justo venía el torneo Zona Centro, entonces hicimos las tribunitas, se trajo polvo de ladrillo y arreglamos las canchas. Después surgió la posibilidad de integrarme a la comisión directiva. Me acuerdo que me junté con la gente que estaba a cargo del básquet y lo primero que les consulté fue quiénes eran socios, y creo que sólo uno o dos eran socios y uno estaba al día con las cuotas. Plantee que no podés manejar plata del club ni integrar una subcomisión no siendo socio, y ahí se fueron todos. Antes me leí el estatuto, pedí informes y tratamos de hacer todo bien, como dice el estatuto.
En esa época el presidente era Héctor Alvea, ¿cómo encontraste las finanzas del club cuando asumiste?
En ese momento no sabíamos qué pasaba en lo administrativo, me junté con el presidente y me dijo que estaba todo bien y que nos iban a ayudar, que se ponían a disposición. Nos dijeron que había una deuda de, ponele 50 mil pesos de entonces. Pero cuando asumí me llamaron del Juzgado Federal para avisarme que había diez expedientes administrativos por deudas de aportes. Entonces, recibíamos algo de plata y la Afip nos chupaba. Cuando empezamos a ver en detalle, esos diez expedientes sumaban como cinco millones de pesos de aquella época por aportes al estado, pero faltaban los aportes al gremio. Hicimos los convenios y a los dos años se pagó todo, y todo con plata del básquet. En el medio fuimos haciendo las primeras mejoras, como en la cancha de básquet. La primera vez que la arreglamos, un lado era 40 centímetros más angosta.
¿Cómo se mantiene la estructura del club?
Se sostiene con la cuota societaria, más alquileres de fiestas y, sobre todo, el esponsoreo del básquet. Sin el básquet, no creo que club subsista. La famosa teoría del derrame se aplica en este caso.
Con la inflación que hubo, ¿qué incremento tendrá el presupuesto de la próxima Liga Nacional respecto a la temporada pasada?
Con relación al año pasado, el presupuesto aumentará alrededor del 150 por ciento. Eso implica la logística, alquileres, los sueldos. De los nueve mayores que pueden integrar el equipo, vamos a tener seis y el resto juveniles.
Desde que asumiste, OTC disputó dos ediciones de la Liga Argentina y luego cuatro en Liga Nacional, y siempre en ascenso, salvo la temporada anterior. ¿Cómo analizás la trayectoria?
Creo que estamos en una pequeña meseta. La primera temporada sabíamos que sería para acomodarnos, más el régimen de pandemia, por lo que era importante mantener la plaza. Después el crecimiento fue muy rápido: pasamos de mantener la categoría a jugar la Sudamericana, y jugamos dos seguidas, lo que es un montón. Terminamos cuarto en el primer torneo internacional; después cuartos en la Liga. Luego creo que empezamos a pagar los costos de haber crecido muy rápido sin el profesionalismo que exige ese crecimiento. Entendimos que tenemos que crecer con más de gestión profesionalizada. Nos replanteamos a dónde queremos ir y decidimos cambios en la preparación física y en la parte médica kinesiológica. Queremos trabajar en la preparación física en prevención de lesiones, por ejemplo, porque más allá de los profesionales estamos formando a jóvenes. Por eso hubo una reestructuración, pero siguen Demti y sus asistentes Jorge Caballero y Lucas Gornatti. Queremos volver a tener una buena temporada. La pasada no fue mala, porque se cumplió el objetivo primario que era clasificar a playoffs, pero el equipo fue muy golpeado por diferentes circunstancias. Había otras expectativas en la Liga Sudamericana, quedamos eliminados enseguida y eso nos bajoneó. Después las lesiones, los cambios de extranjeros y hasta casos de dengue que nos condicionaron.
¿Cuál el aporte que hace el estado provincial?
El club se sostiene con los espónsors y el estado de un espónsor más. Cuando arreglamos la temporada pasada, el estado aportaba el 10 por ciento del presupuesto y nos rindieron ahora, una vez terminada la temporada, con un 129 por ciento de inflación. Pero todo sirve. Ahora está el compromiso de apoyar, pero todavía no hablamos de montos. Desde que estoy, la provincia nunca dejó de apoyarnos. El tema son los tiempos; pero sabemos que los tiempos de la política son distintos a los tiempos de la realidad. Lo importante es que las empresas de Oberá nos apoyan de una manera increíble. Las que están hace años, las que se fueron sumando y otras que se quieren sumar.
¿Qué atributos tiene Demti para seguir por cuarta temporada al frente del equipo?
Para mí, tiene tres cosas importantes, que son el manejo con los jugadores, con los dirigentes y la parte deportiva. Primero que los jugadores que vinieron estos años, más allá de que el club se generó una imagen, tiene que ver con la presencia Fabio (Demti). Y durante la temporada te lo hace fácil porque sabe manejar al equipo. Después en el día a día podés hablar con él, lo que es importante para nosotros que seguimos siendo nuevos y tenemos cosas por aprender. Ya la parte deportiva sabe mucho, no voy a descubrir nada. Que lo tengamos como DT es uno de los grandes aciertos de José Fabio (el manager).
A diferencia de temporadas anteriores, para la próxima se mantuvo toda la base del equipo de la anterior. ¿Eso es un plus por el conocimiento previo?
Fabio (Demti) lo dijo y la sensación de revancha quedó en todos. Es un buen equipo, competitivo, pero la temporada anterior nunca pudo estar completo. Con los ajustes en el staff, más un base suplente y un cinco más rendidor, me parece que el equipo va andar bien. Lo más rescatable que nos dejó la última temporada fue el rendimiento de los juveniles. Tomaron mucha experiencia para esta temporada donde tendrán más protagonismo. Hay buenos proyectos. Para nosotros siempre fue importante generar esta base para ir adquiriendo experiencia para el día que les toque jugar.
Desde que asumiste las obras son constantes y notables, y siguen construyendo, como el nuevo gimnasio para socios. Pasás muchas horas en el club, estás pendiente de todo. Cuando te vayas vas a dejar la vara muy alta…
Hay que aprovechar el tiempo que uno está. Me quedo seguro hasta el 15 de mayo del año que viene, y probablemente dos años más, pero eso sí seguro van a ser los últimos. Ya estoy un poco cansado. En el camino perdí varias cosas, entre ellos amigos. Hay mucho tiempo dejado acá, muchas noches sin dormir y muchas broncas, pero también muchas alegrías, claro. Aparte, creo que cuando uno se queda mucho tiempo en un cargo tiende a creer que eso es suyo, y empezás a chocar porque querés hacer las cosas de una manera y también tenés que escuchar lo que quieren los otros. Conmigo está un grupo de gente joven, que tienen muchas ideas y ganas, y creo que ellos tienen que seguir. Voy a seguir acompañando, pero desde otro lugar. Creo que cumplí con la deuda personal que tenía con el club, porque este club, como el Atlético Oberá, el Club de Cazadores, el Independiente, me formaron.
Actualmente, son más de 100 chicos jugando al tenis en OTC. ¿Se puede relacionar el éxito del básquet a este auge del tenis y que a futuro surja otro Diego Hartfield?
Al básquet lo dotamos de un montón de herramientas, pero porque se trata de un juego en equipo. El tenis creció mucho pero no por el básquet, sino porque muchos padres se volvieron a acercar al club porque ven que está lindo, vienen a comer y ven que hay movimiento, y deciden traer a sus hijos. También es cierto que hoy, al tenis del OTC le hace falta cambiar cuestiones que son de base. Por ejemplo, quisimos cementar una cancha y los socios nos dijeron que no, listo. Pero creo que ese cambio hay que hacerlo. El 85 por ciento del circuito profesional de tenis se juega en cemento. Entonces, cuatro de las seis canchas tienen que ser de cemento. Me decía Diego (Hartfield) que es más fácil aprender a jugar en polvo de ladrillo después de jugar en cemento que al revés. Tenemos que dar ese salto, incluso por la cuestión climática porque acá llueve mucho y el cemento escurre enseguida. También hay que profesionalizar la enseñanza, y en eso estamos trabajando. Y vuelvo al comienzo, el tenis es un deporte individual y el club puede ayudar, pero siempre depende de la capacidad económica de la familia.
Te saco de lo deportivo, ¿cómo vez el rumbo del país y la cuestión económica a partir de tu profesión de abogado y tu vínculo con el ámbito de los supermercados y mayoristas?
El consumo cayó mucho, hay mucha recesión. Y si bien siempre miden a los supermercados cuando baja el consumo, la comida no es una medida real porque la gente no puede dejar de comer. Sí se nota una merma en cosas puntuales: la carne, el papel higiénico, o se pasa del paquete de fideos de medio kilo a la bolsa de cinco kilos, que es más barata. Lamentablemente, no veo síntomas de mejora. Quién se puede comprar un auto o una casa. Hoy la gente elige comer y viajar, el que puede. Cambió el proyecto de vida. Acá en la provincia, a los pequeños productores les pagan lo que quieren, no tienen control. Ese es el tema de la desregulación. La gran desprotección hoy es legal. Y el tema es el costo social, porque esa falta de estado hace que los privados hagan los que quieran, y el estado está para compensar esa disparidad de poder. Esa desprotección la gente no la ve y la va pagar muy caro porque muchos quedarán afuera del sistema. La compensación que hace el estado subsidiando el transporte, subsidiando la electricidad, es una compensación del sueldo que el empleador no le paga al empleado. Cuando te subsidian el transporte te están dando un poquito más de sueldo para que puedas gastar en otra cosa, y eso va dejar de pasar.
Por lo que decís, sos muy pesimista con este gobierno y su modelo económico…
Pasa que estamos en una situación muy complicada, y los indicadores sociales son bastante desconcertantes desde el punto de vista que plantea el gobierno nacional. Pero hace siete años que estamos en crisis. Terminó el gobierno de Macri con crisis, lo de Alberto fue paupérrimo y la pandemia en el medio, y ahora esto que no se sabe para dónde va. Subió el combustible, el pasaje, la comida sigue subiendo, y después el tema de las reformas legales que se plantean y significan una desprotección al trabajador. Es muy preocupante. Esas reformas legales, que ya se pretendieron hacer en los 90, hoy se están haciendo con el aval de todos.Es una mentira que es un país federal, porque el gobierno nacional retacea fondos al gobierno provincial, la provincia retacea fondos a la municipalidad; en el medio tenés a gente que no le gusta pagar impuestos. Hoy los países más desarrollados son los que más impuestos pagan y quienes más pagan son los que tienen más plata. Acá pasa todo lo contrario: le exigen más al más chico. Pero después te quejás que tu calle está en malas condiciones, que el alumbrado público, que el hospital no funciona. Te molestan los chicos pidiendo en los semáforos. Hoy cada vez se necesita más un estado presente, yo lo veo en el deporte. El resultado de los Juegos Olímpicos no es de dos o tres años, es el resultado de toda una política que no se llevó adelante. Es lo que no se hizo, no se apoya el deporte. Y en el deporte tenés la salida para un montón de cosas. Si tus hijos hacen deportes no están en la calle, no están tan expuestos a los vicios que conocemos. En las formativas del club contamos con un psicólogo deportivo que aborda el tema del celular, por ejemplo, que es un problema y lo trabajamos gracias al deporte.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.