Nancy Da Rosa reconoció que tiró a su bebé recién nacido en un pozo de su casa, en Aristóbulo del Valle, pero se defendió diciendo que pensó que nació muerto. La sentenciaron a tres años de prisión en suspenso, por lo que no fue presa. Tribunal Penal Uno de Oberá valoró las circunstancias desfavorables de la vida de la joven
“Yo soy yo y mi circunstancia”, sentenció el filósofo español José Ortega y Gasset para resaltar la importancia del contexto que rodea a un individuo y sus acciones. Y podría decirse que las circunstancias que rodearon la vida de Nancy Da Rosa nunca fueron las ideales.
Fue acusada de asesinar a su bebé recién nacido arrojándolo a un pozo. En su defensa, ella declaró que pensó que la criatura nació sin vida.
En ese contexto, el Tribunal Penal Uno de Oberá la encontró penalmente responsable del delito de homicidio culposo (es decir sin intención) y fue sentenciada a tres años de prisión en suspenso, por lo que se ordenó su inmediata libertad. La condena fue dictada el 10 de junio de 2015.
El castigo estuvo lejos de la prisión perpetua que solicitó la fiscal Estela Salguero, quien durante su alegato insistió en la intencionalidad que habría tenido la acusada en la madrugada del 5 de agosto del 2014, cuando tiró a su bebé en un pozo de desagote ubicado en terreno de la casa de su madre, en el paraje Cerro Moreno, municipio de Aristóbulo del Valle.
La defensora oficial Graciela Abdolatif remarcó el contexto de pobreza, vulnerabilidad y carencias materiales y afectivas en que se desarrolló la vida de una joven casi analfabeta, la que incluso habría tenido temor y vergüenza de denunciar que su embarazo fue producto de una violación por parte de su patrón en la casa particular donde trabajó como niñera.
“No seamos hipócritas”
Por ello, solicitó la absolución por el beneficio de la duda o, en su defecto, que los jueces ponderen las circunstancias extraordinarias de atenuación contempladas por el Código Penal. Citó factores que destruyen el vínculo, como la inmadurez afectiva, el abandono y la miseria económica.
“Y no seamos hipócritas. Si esta piba hubiera sido de otra clase social y hubiera tenido recursos, todo terminaba con un aborto espontáneo en una clínica privada y ahora ella estaría estudiando en la universidad”, opinó Abdolatif con vehemencia.
Luego, por primera vez en el juicio oral y público, la acusada se dirigió al Tribunal y aseguró que “si escuchaba que me mi bebé lloraba no iba a hacer lo que hice, porque yo tengo una hija (mayor) y la quiero”, ratificando su versión de que pensó que la criatura nació sin vida y por ello decidió arrojarla al pozo.
Contexto y realidad
La acusada escuchó inmutable en veredicto, como si no entendiera. Tampoco su madre, Estela Da Rosa, comprendió demasiado, hasta que la defensora oficial las reunió a ambas para explicarles la buena noticia.
La progenitora llegó desde Aristóbulo del Valle con la plata justa para el pasaje de vuelta, por lo que el presidente del Tribunal, Francisco Aguirre, se encargó de gestionar los recursos para que las dos puedan regresar a casa. Todas circunstancias que pusieron en contexto la realidad de la joven juzgada.
“Estoy contenta, quiero verla a mi hijita que está con el papá y darle un abrazo fuerte”, expresó Nancy Da Rosa tras el veredicto que ordenó su libertad.
Tímida en extremo, insistió en que creyó que su segundo hijo nació sin vida y que por eso decidió lanzarlo al pozo de desagote. También aseguró que su familia nunca supo que estaba embarazada.
A su lado, su madre se mostró contenta por la resolución del Tribunal y subrayó que “no sabía que estaba embarazada, sino le hubiera ayudado a tener el bebé. Que uno sea pobre no quiere decir que no quiera a los hijos, yo tengo nueve”.
Contradicciones
Consultada respecto del fallo, Abdolatif señaló: “Estoy contenta porque mi defendida se va a la casa y se demostró que no es una homicida, como pretendía la señora fiscal. Si bien la condenaron, con las pruebas se demostró que no quiso matar a su bebé y eso es fundamental”.
En su alegato, la fiscal Salguero cuestionó la versión del abuso sexual por parte del patrón de la imputada y dejó entrever cierta actitud de promiscuidad.
“Quedó demostrado que trató de abortar de varias maneras y no lo logró; y el 20 de agosto, cuando nació su bebé, ella lo mató. Lo tuvo en la letrina y luego lo tiró en el pozo de aguas servidas”, señaló.
A su turno, la defensora expresó que “sólo desde la tranquilidad de un escritorio” se puede describir la secuencia que detalló la fiscal.
“Porque los tiempos para ellos, que ni siquiera saben cuándo cumplen años, no son los mismos tiempos que para nosotros”, argumentó.
También mencionó que la joven no conocía los dolores de parto porque tuvo su primera hija por cesárea, y agregó: “A lo largo de toda la instrucción hubo contradicciones, contradicciones que existen en Nancy”.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.