Para Héctor De Sosa, Sandro Zakowicz y sus familias, las fiestas de fin de año tendrán una doble celebración, ya que son los primeros dos graduados de la carrera de Ingeniería en Computación de la Facultad de Ingeniería de la Unam, institución que este año cumplió 50 años
Héctor De Sosa (23) y Sandro Zakowicz (23) marcaron un hito en la Facultad de Ingeniería de Oberá, dependiente de la Universidad Nacional de Misiones (Unam), al convertirse en los primeros dos graduados de la carrera de Ingeniería en Computación.
Las fiestas de fin de año tendrán una doble celebración para ellos y sus familias, testigos de la constancia y estudio que demandó el logro.
Héctor es oriundo de 25 de Mayo y Sandro de Cerro Azul, y cada uno transitó diferentes caminos hasta encontrar la vocación. Sí los une la convicción para superar el desarraigo que siempre implica mudarse para estudiar, pero el esfuerzo valió la pena, coincidieron.
“Estos días todavía decía que soy estudiante, como que todavía no cambié el chip”, reconoció el primero, al tiempo que subrayó: “Estoy muy agradecido con la Unam y con la facultad, y feliz por el logro personal. Para mí, es una gran profesión que te permite resolver cosas e investigar, que es lo que siempre me gustó”.
Por su parte, Sandro destacó “el excelente ambiente que hay en esta facultad en cuanto a nivel de los docentes y también a la motivación y apoyo. Una persona que quiera un buen ejemplo de profesional, lo tiene acá, como también buenos ejemplos de alumnos, para crecer a nivel personal y profesional”.
Sobre la elección de la carrera, contó que desde chico le llamaba la atención las máquinas y motores, por eso apuntó a ingeniería y, ya en el cursillo, se decidió por computación.
A Héctor siempre le gustaron las matemáticas. Así, buscando opciones y siguiendo el consejo de su abuelo, apuntó a Ingeniería en Computación y se convirtió en el primer universitario de la familia, contó con orgullo.

“Esto es ponerle ganas”
En diálogo con este medio, Sandro Zakowicz contó que el primer año de la carrera “fue muy importante para la adaptación, el cambio de hábitos, el manejar la propia rutina, la organización del horario. Se notó mucho el cambio del volumen de tareas del secundario a la facultad”.
Para Héctor De Sosa fue diferente, ya que el día en que tenía que cursar la primera materia se decretó la cuarentena por la pandemia de Covid-19.
“Me tuve que adaptar a las clases virtuales y estar atento a cómo se iba desarrollando todo. Primero y segundo año fueron con restricción de pandemia, pero para mí fue productivo. Tenía una rutina, me levantaba a las 6 de la mañana y empezaba a estudiar”, contó para sintetizar la clave de su buen rendimiento académico.
Y agregó: “Cuando ingresé, un estudiante avanzado me dijo que esto es 99% de ganas y 1% de inteligencia. Esto es ponerle ganas”.
Ambos destacaron que además de la teoría, la facultad les brindó la posibilidad de hacer mucha práctica, de “meter mano en las cosas, de equivocarnos y de toparnos con la realidad práctica”.
Indicaron que la carrera tiene 50% de software y un 50% de hardware. En tanto, a partir de segundo año tomaron contacto con los componentes, lo cual es muy bueno para el desarrollo profesional, destacaron.
Al tiempo que valoraron la parte práctica de la carrera en los laboratorios, porque “es la mejor forma donde te queda el conocimiento”.

Enormes posibilidades
Por la capacitación que adquieren y el amplio campo que abarcan, muchas veces los estudiantes de ingeniería son reclutados por empresas, lo que suele demorar el egreso. No fue el caso de Héctor ni de Sandro, quienes priorizaron sus estudios.
“Como iba avanzando en la carrera, escuchaba y me llegaban ofertas de posibles trabajos, pero siempre tuve la meta de recibirme. Entonces, seguí por ese lado y después, cuando hice mis prácticas profesionales, pude poner en práctica los conocimientos de la carrera”, mencionó Héctor.
Al respecto, Sandro comentó casos de “compañeros que empezaron a programar en tercero, cuarto año, les está yendo muy bien en eso y dejaron la carrera, pero nosotros priorizamos recibirnos”.
Con relación a las especificaciones de la carrera, comentaron que “llega un punto en el que hay que elegir alguna rama o campo específico, porque hay muchos ejes, además de la separación entre electrónica e informática”.
“Me gusta la programación de aplicaciones, también los sistemas embebidos y lo que es inteligencia artificial. Me gusta aplicar alguna solución bastante mezclada con lo técnico, no sólo código. También me gusta si tiene algún mecanismo que controlar mediante la programación”, resaltó Sandro.
Héctor se mostró interesado en la inteligencia artificial y telecomunicaciones: “Es un área que me gusta y veo que, de a poquito, se va avanzando con algunos estudios que se hacen en otro lado, como la implementación de IPv6, que en la provincia hay una o dos empresas”.
La graduación de los primeros dos ingenieros en computación de la Unam se dio en el marco de los 50 años de la Facultad de Ingeniería.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.