En la madrugada del 1 de enero, el obereño Sergio De Lima fue brutalmente atacado por una patota. Primero lo golpearon con una cadena y después un botellazo le produjo fractura de cráneo. Le salvaron la vida en el Hospital Madariaga. Su relato del hecho y el pedido por justicia. “Hay más involucrados”, subrayó su padre, y agregó: “Pido que la Policía y la justicia investiguen a fondo lo que pasó, porque a mi hijo le arruinaron la vida
El 1 de enero de 2025 quedará por siempre grabado con una enorme cicatriz en el cuerpo y el alma de Sergio Emanuel De Lima (22), el joven obereño que esa madrugada regresaba a su casa tras los festejos de Año Nuevo cuando fue atacado por una patota con golpes de cadenas y botellazos.
Hasta entonces, el muchacho trabajaba como instructor en un gimnasio y colaboraba con su papá en el mercadito que tienen en su casa, en el barrio Prosol de Oberá.
Pero a raíz de la brutal agresión que padeció, lo que le provocó una fractura de cráneo, por lo menos en el mediano plazo sus actividades se verán restringidas a lo mínimo y, tal vez, habrá cosas que le gustan que nunca más podrá hacer.
“Lo que más bronca me da, es que una persona hace tanto daño y, como no me mató, capaz en poco tiempo sale y anda caminando libre como si nada. Pero a mí me cambió la vida y para mal. Entonces parece que es muy fácil salir y le pegarle un botellazo a alguien, total no pasa nada”, reflexionó.
Tal como se informó, a las pocas horas del hecho fueron detenidos cinco jóvenes, entre ellos Matías B. (19), quien permanece privado de su libertad por disposición del Juzgado de Instrucción Uno. Hasta el momento el sospechoso se abstuvo de declarar.
También habían sido demorados cuatro menores de edad, los cuales enseguida fueron restituidos a sus tutores.
Según Sergio y su papá Héctor De Lima (64), por el testimonio de varios testigos, quien permanece detenido sería el autor material del hecho, aunque ambos mencionaron que otros mayores también participaron del ataque, si bien hasta el momento no fueron identificados por la Policía.
El ataque
Con relación al ataque, Sergio De Lima contó que alrededor de las 6 del pasado 1 de enero volvía a su casa caminando con varias amigas y su hermano Maximiliano (18).
“Yo venía con dos amigas y mi hermano un poco más atrás con otras dos chicas. Adelante nuestro, a media cuadra, iban otros chicos con una conservadora y en el puente (de la calle Alfredo Palacios casi Mar del Plata) apareció un grupito que les quiso robar la conservadora, pero los chicos corrieron. Yo pensé que todo terminó ahí; pero cuando pasamos por el mismo lugar sentí un golpazo en la espalda, me di vuelta y era uno con una cadena. Ahí cuando me di vuelta, fue que recibí el botellazo que me dejó inconsciente”, detalló Sergio.
El resto fueron gritos y corridas. Su hermano, que venía unos metros atrás, se enfrentó con los agresores. Entre éste y las amigas lograron levantar al herido y caminaron unas diez cuadras hasta su casa, lo que implicó un verdadero esfuerzo.
Ya en su domicilio y ante la gravedad de cuadro, llamaron un remís y se dirigieron hasta la guardia del Hospital Samic de Oberá.
“Su hijo no está grave, está gravísimo”
Ya en el centro asistencial entró en acción el papá, quien aseguró que tuvo que insistir para que el médico de guardia tome consciencia de la gravedad del cuadro.
“Entré y mi gurí gritaba de dolor, entonces el doctor me dijo que le iba a dar un calmante porque era solo un golpe. Le dije que no me parecía, que tenía que hacerle un estudio primero y que él era responsable si le pasaba algo. A los 15 minutos volvió el doctor y me dijo que era grave, que lo derivaban a Posadas”, recordó.
Lo que siguió no fue menos dramático, al punto que Héctor se quebró al recordar la escena: “En el Hospital Madariaga lo atendieron rapidísimo, mejor imposible. El doctor se presentó y me dijo: ‘Su hijo no está grave, está gravísimo, pero vamos a hacer todo lo
posible’. Para mí fue muy duro ese momento, pero el doctor fue sincero. Después, gracias a Dios, todo salió muy bien”.
A raíz del botellazo, Sergio padeció un hematoma subdural -acumulación de sangre en el cerebro-, una lesionó muy grave que requiere atención inmediata.
“El doctor me dijo que el hematoma de mi gurí era del tamaño de un puño”, especificó.
A su lado, el muchacho repitió lo que el médico que lo intervino le dijo después de la operación: “Vos estás acá porque sos vos, otra persona no sé si resistía”.
Ante su notable evolución, el lunes fue dado de alta y regresó a su domicilio. En tanto, deberá hacer estricto reposo y tomar un anticonvulsivo.
En dos semanas tendrá el primer control en el Madariaga. Para más adelante queda la colocación de una prótesis craneal para cubrir la parte de hueso que le extrajeron para la intervención quirúrgica.
Pedido de justicia
Superada la instancia crítica, aunque aún quedan largos meses de recuperación, a partir de ahora para el papá de Sergio se abre el doble frente de velar por la salud de su hijo e insistir para que paguen todos los responsables del hecho.
En tal sentido, mencionó que “los testigos dijeron que fueron más de los cinco que detuvieron primero. Hay más involucrados, todavía falta encontrar a los otros y hay mayores entre ellos”.
“Yo pienso, el lugar del ataque es una zona residencial y hay varias cámaras, ya estuve averiguando, entonces cómo puede ser que la Policía todavía no los encontró”, se preguntó.
Asimismo, señaló que desde la propia fuerza le comentaron que en la madrugada del 1 de enero una joven se acercó a un móvil que se hallaba realizando tareas de prevención en el centro y comentó que momentos antes habían tratado de asaltarla en el puente de Alfredo Palacios casi Mar del Plata, el mismo lugar donde más tarde se produjo el ataque que casi le costó la vida a su hijo.
“Los mismos policías me dijeron que fueron hasta el lugar, no vieron nada y se volvieron. Pero si se quedaban un rato más, si hacían presencia en un lugar caliente como ese, capaz que hoy mi hijo estaba bien”, reflexionó.
Según De Lima, en la citada intersección es habitual la presencia de jóvenes “cobrando peaje” a los transeúntes.
“Pido que la Policía y la justicia investiguen a fondo lo que pasó, porque a mi hijo le arruinaron la vida, y si está vivo es porque es una persona sana, deportista y porque Dios así lo quiso. Pero es mucho daño lo que le hicieron y todos los cómplices tienen que pagar”, subrayó.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.
En sibechi se ve algo ellos tienen cámara pero la policía no me dejo que ellos me den la grabación