Hace 30 años, el obereño Erik Soderlund -proveniente de una familia muy conocida- fue denunciado por varias personas que lo acusaron de estafa. Sus padres y hermanas desaparecieron con él. Similitudes con la mega estafa piramidal de Alba Posse
Cuando todavía resuenan los ecos de la mega estafa piramidal en Alba Posse y se desconoce el paradero de los implicados, varios obereños memoriosos compararon el caso con lo sucedido a mediados de los 90 con Erik Soderlund, denunciado por varias personas que lo acusaron de estafa.
Lo cierto es que, de un día para el otro, Soderlund desapareció de Oberá y nunca más volvió, o por lo menos no se lo volvió a ver. También se fueron sus padres y hermanas.
Una familia muy conocida de Oberá, propietarios de una estación de servicio en el acceso a la ciudad, que de un día para el otro se va sin dejar rastro. El motivo habría sido la vergüenza por el accionar del acusado y las amenazas recibidas por parte de damnificados.
Erik Soderlund hizo la secundaria en el Liceo Storni y luego estudió abogacía. No hacía mucho que se habría recibido cuando lo denunciaron.
Según las víctimas, libró cheques sin fondo para la compra de yerba, vehículos y hasta electrodomésticos. Luego vendió la materia prima y los bienes y desapareció.
Según reconstruyó este medio, en primera instancia el expediente en su contra recayó en el Juzgado de Instrucción Dos de Oberá, pero el acusado estuvo prófugo.
Después se presentó y recusó sin causa al juez natural. Así, el expediente pasó al Juzgado de Instrucción Uno, al tiempo que el imputado interpuso una serie de recursos y la causa terminó prescribiendo, como suele suceder con las estafas.
Transcurridos 30 años, googleando el nombre aparecen algunos expedientes judiciales de su trabajo como abogado.
El paralelismo con el caso de Alba Posse es inequívoco, ya que, si bien las metodologías de estafa fueron diferentes, en ambos hechos los implicados tuvieron que desaparecer junto a sus familias.
Claro, tal vez para Código Penal el delito que se les imputa no tenga tanta pena, es cierto, pero también es verdad que hay leyes no escritas de las que este tipo de delincuentes no escapan. Y por eso desaparecen.
.
.

Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.