La desesperación de los policías es la desesperación de todos los estatales y trabajadores asalariados de Misiones

Con la inflación y la escalada del dólar, en 6 años se perdió el 70% del valor del salario en Misiones. El acampe de los policías frente a la Jefatura encarna las necesidades de todos los sectores, tanto estatales como del sector privado. Sería un grave error que el gobierno subestime la desesperación de la gente

El acampe de los policías frente a la Jefatura en reclamo de una recomposición salarial es una síntesis de la desesperación que hoy aqueja todos los estatales y asalariados de la provincia de Misiones. No hay sector que no necesite una urgente mejora de sueldos: docentes, personal de salud pública, judiciales, registro de las personas, porteros y todo el abanico de trabajadores del sector privado.

Según el índice oficial, la inflación acumulada del año pasado ascendió a 211,4%, muy por encima de los incrementos salariales otorgados a los diferentes rubros.

Pero la pérdida poder adquisitivo viene de arrastre y son varios años en caída libre. Quien vive de un sueldo sabe que hace rato no se llega a fin de mes. El objetivo es arrimar al 10 o al 15 con suerte, y después a rebuscarse.

Y la referencia para graficar la implosión de los salarios es el dólar oficial, que en 2017 -por ejemplo- cotizaba a 19 pesos y en este inicio de 2024 vale 800 pesos.

Es decir, un sueldo promedio que a fines 2017 era de 16 mil pesos implicaba 842 dólares; mientras que hoy un sueldo de 200 mil pesos se traduce en apenas 250 dólares. O sea: en 6 años se perdió el 70% del salario. Devastador.

Mensaje y negociación

En ese contexto, un gran porcentaje de los asalariados recurren al crédito para paliar el déficit, pero como la inflación no para, la deuda acumulada se agiganta y se torna impagable. Por eso la urgencia de ganar más. Y la policía encarna la necesidad de todos, nada más y nada menos.

Claro, al ser custodios de la seguridad pública tienen un plus a la hora de negociar, como también están sujetos a limitaciones internas que se suelen traducirse en sanciones, como sucedió en las últimas horas con el pase a disponibilidad de algunos efectivos.

El gobierno, por su parte, persiste en la postura dura y no cede, ya que el acuerdo que logren los policías será la base de negociación para los demás sectores de la administración pública, como los docentes, que ya calientan motores para salir a las calles.

Esta semana policías retirados se encadenaron frente a la Jefatura e iniciaron una huelga de hambre. Es todo un símbolo exponerse de esa forma para gente que tiene una trayectoria, valores y familia. Es la desesperación en su máxima expresión y sería un grave error que el gobierno subestime tremendo mensaje.

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