En 2017, Nelson Dos Santos fue condenado por violar a una hija y asesinar a su concubina. Ante el rechazo de las apelaciones de su defensa, deberá cumplir 50 años tras las rejas por los dos hechos. Las pericias lo definen como un sádico que no se arrepiente de sus terribles actos
“Cuando la conocí, Evangelina era una mujer linda y gordita, alegre. Pero después de convivir un tiempo con mi hermano, se puso flaca y enferma. Él la golpeaba mucho, tampoco le dejaba comer. Le negaba la comida”, aseguró Rosa Dos Santos al testificar en el juicio por el homicidio de Evangelina Inés Romero (24), en el barrio Caballeriza de Oberá.
Y no fue una testigo cualquiera, sino la propia hermana del acusado Nelson Dos Santos -hoy de 50 años- quien graficó el calvario que padeció la víctima.
Producto de los golpes y la desnutrición, Romero agonizó durante varios días en el Hospital Samic, donde alcanzó a contar sus padecimientos y rogó protección para sus hijos.
“Me llamaron desde la terapia intensiva porque una paciente quería un acercamiento familiar para saber de sus hijos. Sobre todo, estaba preocupada por su hijo más grande, porque su concubino lo maltrataba. También me dijo que ella era víctima de violencia y que le tenía mucho miedo al concubino. Estaba muy mal, al punto que al otro día falleció. La enfermera la estaba higienizando y pude comprobar que estaba muy golpeada”, declaró la asistente social Miriam Yaciuk ante el Tribunal Penal Uno de Oberá.
En consecuencia, el 1 de junio de 2017 Dos Santos fue condenado a prisión perpetua por homicidio calificado mediante violencia de género de su ex concubina.
Pero no sólo eso, ya que una semana antes el mismo Tribunal le impuso una pena de 15 años de cárcel por abuso sexual en perjuicio de una de sus hijas.
Este último hecho salió a la luz tras el deceso de Romero, ya que una vez que su progenitor fue detenido, la menor le contó lo sucedido a su abuela y ella radicó la denuncia.
Medio siglo tras las rejas
Actualmente, Nelson Dos Santos purga condena en la Unidad Penal II de Oberá. A los 35 años que implican la prisión perpetua por el homicidio de Evangelina Inés Romero, se suman otros 15 por el abuso a una de sus hijas, lo que hace un total de 50 años de cárcel.
En los años sucesivos a la sentencia la defensa del imputado apeló en diferentes instancias y sólo obtuvo rechazos, por lo que un vocero judicial confirmó que el Monstruo de Caballeriza, tal como lo apodaron en el barrio, deberá cumplir efectivamente la totalidad de la pena impuesta: medio siglo tras las rejas.
Entre las cuestiones que se tuvieron en cuenta para denegar cualquier beneficio a favor de Dos Santos, se destaca una pericia que lo define como un sádico que no se arrepiente de sus terribles actos.
Incluso, ello quedó plasmado en el juicio, donde en todo momento se mostró ajeno al dolor que evocaba el relato de los testigos y al sufrimiento que padeció la víctima. Incluso, de a ratos dormitaba como sobrando la situación.
Durante el juicio no sólo quedó probado que el condenado golpeaba y negaba alimentos a su concubina, lo que derivó en un severo cuadro de desnutrición y una falla multiorgánica que le ocasionó la muerte, sino que además era violento con sus hijos, sus vecinos y otros familiares.
Se confirmó que poseía varios antecedentes penales y que una ex concubina ya lo había denunciado, lo que se tradujo en una prohibición de acercamiento por dos años, además del citado abuso.
“Le negaba la comida”
Entre los testimonios del juicio, se destacó el de Rosa Dos Santos, hermana del acusado, quien quiso declarar ante el Tribunal a pesar de que tenía la posibilidad de abstenerse por ser familiar directo del imputado, como le explicaron previamente.
La mujer contó que vivía a una cuadra y media de la casa de su hermano, en el barrio Caballeriza, por lo que conocía algunos detalles de la convivencia con la víctima. Su testimonio fue contundente para confirmar el perfil de un verdadero sádico.
“Cuando la conocí, Evangelina era una mujer linda y gordita, alegre. Pero después de convivir un tiempo con mi hermano, se puso flaca y enferma. Él la golpeaba mucho, tampoco le dejaba comer. Le negaba la comida”, empezó diciendo la testigo.
Precisó que, al verla tan desmejorada, le preguntó qué le pasaba y la víctima reconoció que su concubino la golpeaba mucho, pero le rogó que no comentase nada porque tenía temor a represalias.
“Me contó que la golpeaba y que no la dejaba comer. Le daba golpes de puño, patadas y a veces le pegaba hasta con palos, pero me pidió que no cuente nada a nadie porque iba a ser peor. El gurisito más grande de ella, que es hijo de otro señor, también le tenía mucho miedo. Y las nenas de él eran muy reservadas, casi no hablaban”, detalló.
Consultada al respecto, mencionó que nunca habló con su hermano sobre las situaciones de violencia a las que sometía a su familia. “No hablé con él de ese tema porque siempre fue una persona muy violenta”, agregó.
Asimismo, Rosa Dos Santos comentó que sabía que la anterior mujer de su hermano también había sufrido maltratos.
El último deseo
Tal como declararon otros profesionales que entrevistaron a la víctima, la asistente social Miriam Yaciuk confirmó que, en su lecho de muerte, a Romero sólo le interesaba saber de sus hijos y temía por ellos, ya que hasta entonces estaban a cargo del imputado.
“Me llamaron desde la terapia intensiva porque una paciente quería un acercamiento familiar para saber de sus hijos. Sobre todo, estaba preocupada por su hijo más grande, porque su concubino lo maltrataba. También me dijo que ella era víctima de violencia y que le tenía mucho miedo al concubino. Estaba muy mal, al punto que al otro día falleció. La enfermera la estaba higienizando y pude comprobar que estaba muy golpeada”, comentó la profesional.
Además, comentó que luego de la primera entrevista en el Hospital Samic confirmó que ese mismo año la paciente ya había estado internada dos veces.
“Incluso, la enfermera se acordaba que le dieron el alta pero ella no se quería ir a la casa porque tenía mucho miedo de su pareja”, declaró.
Romero fue internada el 2 de abril de 2016 y falleció cuatro días después.
Murió de hambre
En su alegato, la fiscal Estela Salguero solicitó la pena de prisión perpetua. Consideró que los testigos acreditaron que Dos Santos golpeaba a la mujer y le negaba alimentos, lo que derivó en una desnutrición severa y fatales consecuencias.
En tanto, confirmó que la anterior pareja del sujeto también era víctima de violencia y lo denunció por el abuso de su pequeña hija.
“En este juicio, el acusado siempre negó las acusaciones y dijo que no le pegó ni le hizo faltar alimentos a la víctima. Que siempre la cuidó, que la acompañaba al médico y que todos los problemas de ella eran los riñones. Sin embargo, las pruebas dicen lo contrario”, subrayó.
También dejó constancia que la médica policial calificó como gravísimas las lesiones que padecía la víctima.
“Todos concluyen que padecía una desnutrición severa y no se pudo reponer. Fue mucho para su cuerpo y la llevó a la muerte. Y Dos Santos es el responsable. Evangelina fue llevaba al Hospital porque si no se iba a morir adentro de la casa”, agregó.
Incluso, dejó en evidencia que el imputado mintió al afirmar al momento de ser detenido dejó 3.600 pesos de mercadería en la heladera de la casa, ya que un informe socioambiental indica que en el domicilio no contaban con heladera. También avanzó en su relación con las riñas de gallos, lo que marca su personalidad violenta, opinó.
“No tengo dudas de que no se le movió un pelo por negarle comida a su mujer y dejarla morir de hambre”, subrayó la fiscal.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.