“En un fin de semana se gastan lo que gana una maestra por mes”, graficó un docente sobre el nivel de vida de muchos funcionarios. Quedan ciegos por el polarizado de las 4×4 que niega la miseria que golpea a los propios trabajadores que sostienen el estado
Se cumple hoy el undécimo día del acampe policial en la avenida Uruguay de Posadas, en reclamo de una recomposición salarial que permita afrontar el costo de la canasta básica de 830 mil pesos. A ese monto aspiran que llegue el sueldo inicial de los agentes. De ahí para arriba.
Con el correr de los días la protesta no hizo más que crecer y se sumaron los docentes, trabajadores de la salud, judiciales y otros, en una avalancha inédita que se convirtió en tapa de los principales medios del país.
Por estas horas las negociaciones con la Policía y el Servicio Penitenciario parecen estancadas y todo hace pensar que la estrategia del Gobierno es apostar al desgaste, ya que no es fácil sostener la logística de un reclamo de estas características, más con el clima adverso de estos días.
De todas formas, tanto los integrantes de las fuerzas de seguridad como los docentes se muestran muy firmes en el reclamo, los primeros con el acampe y la reducción de adicionales, y los segundos con diferentes cortes en toda la provincia.
Demasiados millonarios
Lo cierto, más allá de toda especulación política (responsabilidad del gobierno nacional y hasta una feroz interna en la Renovación), es que mientras un agente cobra 400 mil pesos y una maestra 250 mil, Misiones debe ser una de las provincias con mayor índice de funcionarios millonarios.
Pero no es sólo la plata que hicieron en pocos años en la función pública, sino el grado de ostentación e impunidad del que gozan. El caso más evidente se dio el fin de semana, cuando la mayoría de los misioneros tuvieron una aproximación de lo que es la mansión de Carlos Rovira frente al Paraná.
“En un fin de semana se gastan lo que gana una maestra por mes”, graficó un docente sobre el nivel de vida de muchos funcionarios, y se quedó corto.
Una clase dirigente ciega por el polarizado de las 4×4 que niega la miseria que golpea a los propios trabajadores que sostienen el estado, que promete castigos y descuentos al que reclama, que trata de sediciosos y desaforados a quienes no llegan a fin de mes.
Empachados de tantos privilegios, ahora afrontan la dura realidad de ser misionero. Y todo por cadena nacional.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.