Mientras que al diputado Germán Kiczka lo detuvieron y expusieron con toda la parafernalia disponible, el docente Sergio Daniel González tuvo que acumular varias denuncias para terminar tras las rejas. Los dos repugnantes, pero uno opositor y el otro oficialista. Pase, lea y saque sus conclusiones
El diputado Germán Kiczka está implicado en un delito aberrante, asqueroso, repudiable. Pero cuando pasen unos días y se disipe el humo del circo mediático, la acusación decantará en el artículo 128 del código penal (distribución de imágenes sexuales de menores de 18 años), delito que tiene una pena de hasta 6 años de cárcel, salvo que aparezca una denuncia por abuso, lo que elevaría mucho más la condena.
La ley es taxativa, más allá de la puesta en escena con chaleco antibalas y casco, cotillón ideal para los intereses políticos en pugna. Porque la política nunca es ajena en estos casos, ya sea para apurar o atenuar el accionar de la justicia.
Y así como la acusación que pesa sobre Kiczka es repugnante y está muy bien que los resortes del estado hayan accionado de inmediato para ponerlo tras las rejas, en otros casos donde los implicados están o estaban relacionados al poder de turno no pasó lo mismo, incluso con denuncias por abuso de menores, como el caso del docente obereño Sergio Daniel González.
El ejemplo del profesor de música (sobre quien ya pesan dos condenas por corrupción de menores agravada por engaño, distribución de pornografía infantil y grooming) sirve para graficar la “doble vara” del aparato estatal para reprimir y exponer según la pertenencia o contactos políticos del implicado de turno.
Kiczka es diputado de la oposición; mientras que González fue delegado y contó con la tutela sindical de la Unión de Docentes de la Provincia de Misiones (UDPM), apéndice del gobierno renovador.
Degenerado con privilegios
La primera denuncia contra el profesor de música data de agosto de 2015, cuando fue acusado de corromper a un menor de 13 años, en Posadas. Pero González se dio a la fuga y recién lo detuvieron en junio del 2016, aunque apenas estuvo dos meses tras las rejas porque el juez de Instrucción Seis, Ricardo Balor, le otorgó el beneficio del arresto domiciliario y el cobijo de su hermana supervisora de Nivel Inicial y su cuñado comisario.
Pero lo soltaron y el degenerado siguió haciendo de las suyas. Así, en septiembre del 2019 volvió a ser capturado cuando intentaba abusar de un menor de 15 años, en la localidad de 25 de Mayo. Luego sumó cuatro denuncias más.
Recién después de eso, en diciembre 2019, González fue exonerado por el Consejo General de Educación (CGE), según la resolución 8345/19, y dejó de percibir su sueldo como docente. Es decir, cobró sin trabajar durante más de cuatro años.
Las fotos donde aparece desnudo con menores son la síntesis del perfil de un pedófilo serial. Eso sí, a diferencia de Kiczka, nunca lo sirvieron en bandeja de plata con guarnición de casco y chaleco antibalas para disfrute y distracción de comarca.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.