Once personas presentaron una denuncia penal contra una familia que está desaparecida desde el 29 de enero. La estafa global ascendería a mil quinientos millones de pesos. Los acusados son Luciano Durks, Jordi Poge, Luis Durks, Karina Benedix, María Iracema Durks, Bianca Marchiori, Néstor Marchiori y Ariel Jorgeniuk
A 40 días de la desaparición de una familia acusada de montar una estafa piramidal que se cobró alrededor de mil quinientos millones de pesos en Alba Posse y localidades vecinas, once de los damnificados radicaron ayer una denuncia colectiva.
La presentación fue realizada por el abogado Daniel García Dos Santos ante la Fiscalía de Instrucción Uno de Oberá para que se investigue la presunta comisión de los delitos de asociación ilícita y estafas reiteradas.
Según se cita en la denuncia, entre las once víctimas se encuentran empresarios que perdieron 20 y 15 millones de pesos, respectivamente; pero también colonos que invirtieron la ganancia de la cosecha del tabaco y otros productos de la chacra.
Entre los últimos se halla Jorge N., quien se vio seducido por el interés del 20 por ciento que ofrecían los estafadores y entregó 4.700.000 pesos que tenía reservados para festejar el cumpleaños de 15 de su hija, evento que ahora se vio suspendido.
Este medio accedió a la denuncia penal contra Luciano Durks (21), Jordi Poge (24), Luis Durks, Karina Benedix, María Iracema Durks, Bianca Marchiori, Néstor Marchiori y Ariel Jorgeniuk, en la cual se detalla el modus operandi de la estafa y el rol que ocupaba cada uno de los implicados.
Básicamente, el entramado se basaba en una financiera clandestina en Santa Rita, Alba Posse, que prometía un interés del 20 por ciento mensual a la inversión inicial, monto que se incrementaba hasta el 40 por ciento si el interesado sumaba otros inversores a la cadena.
Siempre según la denuncia, el dinero se movía a través de un Pago Fácil atendido por una de las sospechosas y se transfería a diferentes billeteras virtuales, con preferencia a las que operan en Brasil.
Pedido de captura
La banda habría operado por más de un año en Alba Posse y localidades de la zona del Alto Uruguay, al tiempo que se estima que los damnificados serían más 200.
Las sospechas de una estafa piramidal se echaron a rodar a fines de enero pasado, cuando los hermanos Luciano Durks y Jordi Poge, su madre Karina Benedix y Luis Durks, padre del primero, dejaron de contestar sus teléfonos y desaparecieron.
También se ausentó una hermana de Luciano y Jordi, además de la novia del primero, la cual habría tenido un importante rol en la trama de la estafa.
Trascendió que el 29 de enero cruzaron a Brasil por el paso de Bernardo de Irigoyen, aunque ello deberá corroborarse con el pedido de informe solicitado a Migraciones.
En la denuncia colectiva se requirió la búsqueda internacional y la detención de los citados, como también información de movimientos y transferencias bancarias.
Un dato importante de la presentación radicada en la víspera indica que para transferir la plata la banda habría utilizado innumerables cuentas a nombre de personas de bajos recursos de la zona.
Otro detalle no menor, es que hasta el momento de su desaparición Jordi pertenecía a Prefectura Naval Argentina (PNA), cargo que habría utilizado para darle credibilidad a la operatoria.
Modus operandi
En la denuncia presentada con el patrocinio de García Dos Santos se hace un relato pormenorizado de “la gran estafa perpetrada por esta organización criminal que se movía por todo el alto Uruguay. Luciano Durks, su hermano Jordi Poge -integrante de Prefectura Naval Argentina-, Karina Benedix -madre de Luciano y Jordi-, Luis Durks y Bianca Marchiori -novia de Luciano-, montaron un ‘negocio’ que consistía en recibir dinero: una financiera clandestina donde ofrecían intereses semanales o mensuales que se acrecentaban si los inversores presentaban a otros clientes”.
Dicha organización utilizaba un Pago Fácil que era atendido por María Iracema Durks, tía de Luciano y Jordi, quien “recibía el dinero y en forma rápida transfería a distintas billeteras virtuales, en su mayoría billeteras que se pudieran operar desde el Brasil, transformando esos pesos en reales”.
“Los denunciados manejaban un sinnúmero de billeteras virtuales, por lo general a nombre de chicos de muy bajos recursos del pueblo. Luciano era el encargado de hacer la promoción y tratar con los clientes, ya que posee mucho carisma que le ayudó a convencer a muchas personas. Jordi es integrante de Prefectura y se desempeñaba en inteligencia en la fuerza, por lo general sabía cuándo algún vecino recibía algún deposito o cobraba algo importante”, cita la denuncia.
Los padres de los acusados “salían a convencer a los vecinos de mayor edad del pueblo y de otros pueblos. Les mostraban la lista de clientes y las ganancias que obtenían, y se mostraban como garantes de la operación aduciendo que hacía muchos años que vivían en el pueblo y que ellos garantizaban el pago del interés mensual o ganancia, que prometían era del 20 por ciento y se incrementaba se traías si o recomendabas otro a cliente, pudiendo llegar hasta el 40 por ciento”.
Roles determinados
Para los damnificados y su patrocinador, el modus operandi confirma que los sospechosos montaron una estafa muy pensada y donde cada uno cumplía con un rol importante.
“Luciano, su madre Karina y su padre Luis captaban a las víctimas; Jordi era quien realizaba los pagos; María Iracema era encargada de recibir el dinero y transformarlos en virtual, depositando en distintas billeteras virtuales de Argentina y de Brasil; Bianca Marchiori era la encargada de seducir a jóvenes de bajos recursos para que accedieran a crear una billetera virtual y darles a sus cómplices el manejo de dicha billetera. Todos cumplían un rol importante”, expresa la denuncia colectiva.
Incluso, mencionan que “al dueño del Pago Fácil se le deberá citar mínimamente como testigo sospechoso, porque el mismo sabía que todos los días se movía mucho dinero en un pequeño pueblo, teniendo a la tía de los acusados como encargada. Cómo nunca la llamó la atención eso”.
Por ello, consideran que se trata de “una organización destinada a cometer ilícitos, con roles establecidos y bajo la supervisión de un cerebro, dándose todos los presupuestos de una asociación criminal con acuerdo entre varios para lograr un objetivo”.
El patrocinante ofreció varios testigos que ratificarían lo denunciado, al tiempo que solicitó informe a la Dirección Nacional de Migraciones, captura internacional de los sospechosos e informes de depósitos y transferencias.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.