Josías Ezequiel Galeano, Gonzalo Fermín Silvera y Gabriel Alexander Pintos, los tres murieron luego de denunciar amenazas, violencia y torturas policiales. ¿Hasta cuándo van a seguir muriendo los chicos marcados por la Policía?
El 29 de abril por la noche, dos policías que prestaban servicio en la seccional Cuarta de Oberá recorrieron el barrio Villa Blanquita preguntando por Josías Ezequiel Galeano (15). Los funcionarios andaban de civil y en un auto particular. El chico desapareció al otro día. Su cadáver fue hallado el 3 de junio en un bañado a las afueras de la ciudad en avanzado estado de descomposición.
Luego su mamá denunció que el menor había sido víctima de golpes y amenazas por parte de policías, incluso delante de ella. En tanto, diversos organismos recomendaron el apartamiento de la Policía de Misiones de la investigación del caso, aunque la justicia de instrucción no avaló el pedido.
Por el hecho está detenido un joven con antecedentes, al cual la Policía llegó por el confuso testimonio de un delincuente reincidente. Todo muy armado a conveniencia de los principales sospechosos.
Un tiro en la cabeza
Gonzalo Fermín Silvera (22) era amigo de Josías y el pasado 20 de julio participó en la marcha por justicia que se realizó en el centro de Oberá. Dos días después, Gonzalo fue asesinado de un tiro en la cabeza y su cadáver quedó tendido sobre calle Serrano, casi San Juan, en Villa Vick.
Desde un primer momento la Policía lo caratuló como un “pibe chorro” en los partes de prensa del caso, dando a entender que lo mataron en un presunto intento de robo. La justificación oficial de un asesinato. Una aberración en un estado de derecho.
Por el caso no hay ningún detenido, todo marcha lento y camino a la impunidad. Días atrás, familiares del chico comentaron que Gonzalo integraba una banda liderada por un policía, pretendía salirse y denunciar que lo obligaban a robar. “Casualmente” lo mataron.
Supuesto “ahorcado”
Gabriel Alexander Pintos (17) fue detenido el 22 de julio y alojado en la comisaría de Campo Grande. Un vecino lo denunció por escuchar música muy fuerte (ese fue su delito), por lo que tenía que cumplir 20 días de arresto por ser contraventor reincidente.
Tres días después de su detención, según la versión policial, lo hallaron colgado en una celda. Gabriel falleció ayer, tras permanecer 44 días internando en el Hospital de Oberá.
Su madre nunca creyó en el supuesto intento de suicidio y denunció que el día que lo vio en el juzgado Gabriel le contó que los policías lo golpeaban.
Después la hermana del menor se presentó ante la justicia y denunció que ella había sido torturada en la misma comisaría. La forzaron a meter la cabeza en un tacho con agua, por lo que sospechaba que a su hermano le hicieron lo mismo. La justicia de instrucción ni siquiera citó a los policías.
Josías, Gonzalo y Gabriel, según reconocieron sus propios familiares, tenían problemas de adicción, la justicia conocía sus casos y la Policía los tenía “marcados”. Los tres denunciaron violencia institucional.
¿Hasta cuándo van a seguir muriendo los chicos marcados por la Policía de Misiones?
.
.
Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.