Raquel Aurora Ramírez y Ernesto Roberto Frank fueron condenados por el homicidio de Hugo Do Nacimento, cuyo cadáver fue hallado en el arroyo Yabebiry el 17 de septiembre de 2019. El Tribunal Penal de Oberá avaló el pedido de la fiscalía
“Sí, lo matamos. Entre los dos juntos lo matamos”. La confesión de Raquel Aurora Ramírez (46) retumbó en la sala de audiencias del Tribunal Penal Uno de Oberá y ya no había marcha atrás para la mujer ni su ex pareja Ernesto Roberto Frank (70), alías “Nene”, a quien inculpó en el crimen.
Ni los antecedentes de violencia y abuso sexual que pesaban sobre la víctima pudieron evitar la máxima condena. Tampoco pesó la perspectiva de género que tanto se inculca desde los estratos superiores a la hora de imponer un castigo.
Ramírez y Frank fueron sentenciados a la pena de prisión perpetua por el asesinato de Hugo Do Nacimento (43), cuyo cadáver fue hallado bajo un puente del arroyo Yabebiry, en General Alvear, el 17 de septiembre de 2019.
La mujer fue condenada como coautora penalmente responsable del delito de homicidio doblemente calificado por haber sido cometido contra la persona con quien mantuvo una relación de pareja y con alevosía. El hombre fue sentenciado como coautor de homicidio calificado por alevosía.
El Tribunal avaló el pedido de la fiscal Estela Salguero, la cual en su alegato detalló las pruebas en contra de los imputados, subrayó que entre ambos organizaron y planificaron el crimen y pidió la máxima pena que contempla el Código Penal.
En su descargo, Ramírez justificó su accionar en la violencia que Do Nacimento ejerció durante años sobre ella, los antecedentes de abuso sexual en perjuicio de su hijastra y una hija y constantes amenazas a pesar de estar separados.
Por su parte, Frank le adjudicó el homicidio a su ex pareja y aseguró que esta lo amenazó con matarlo si no colaboraba con ella.
La acusación
En su alegato, la fiscal Salguero precisó que el 16 de septiembre de 2019 los acusados buscar a la víctima de su lugar de trabajo en Panambí y lo invitaron a cenar con ellos su casa de Los Helechos. La excusa fue la venta de una moto.
“Le invitaron mate que contenía una sustancia tóxica muy fuerte que lo dejó en estado de indefensión y lo trasladaron en el auto de Frank hasta el arroyo. Entre los dos tiraron el cuerpo, porque uno solo es imposible”, indicó.
Al otro día un pescador encontró el cuerpo en el arroyo Yabebiry y la Policía enseguida identificó a la víctima ya que hallaron su billetera con el DNI.
Una hija y quien entonces era la pareja de Do Nacimento recibieron sugestivos mensajes desde el celular de la víctima, primer indicio del crimen.
Pero el hecho clave fue la llamada que hizo la propia Ramírez a su hija S. M. desde el celular de Frank contando lo que habían hecho: “Con Nene le matamos a Hugo”.
Un par de días más tarde, la hija fue hasta la casa de Frank y su mamá ratificó sus dichos.
Luego S. M. radicó la denuncia que posibilitó el esclarecimiento del caso.
Salguero también ponderó que el implicado habría reconocido el hecho ante sus compañeros de celda en comisaría.
“Frank dijo que estaba amenazado por Ramírez, lo que no tiene sustento, como tampoco que sólo ella se deshizo del cuerpo”, remarcó.
Agregó que “la violencia y los abusos no justifican el homicidio”, al tiempo que mencionó que los acusados “actuaron sin correr riesgos porque Do Nacimento estaba totalmente indefenso” después que le suministraron con el mate alguna sustancia que lo dejó inconsciente.
Necesario contexto
Matías Olivera, defensor oficial de Ramírez, remarcó que la autopsia sobre el cadáver de la víctima no halló ninguna sustancia de interés legal y que el deceso se produjo por asfixia por inmersión.
Para desactivar el agravante de alevosía, insistió en que los imputados creyeron que Do Nacimento ya estaba muerto cuando tiraron el cadáver al arroyo.
“No pudieron vincular la asfixia con un acto voluntario. No se pudo acreditar que lo quisieron matar ahogado. Alevosía es dejar indefenso a alguien para después matarlo”, indicó en su alegato.
Asimismo, insistió con que “es imposible analizar este caso sin perspectiva de género” ya que “no existe investigación sin contexto”.
Citó que Ramírez radicó varias denuncias contra Do Nacimento por violencia. Incluso disponía de botón antipánico.
Enumeró que antes de ser asesinado fue denunciado porque no pagaba alimentos del hijo menor y estuvo preso por abusar de una hija. También había sido detenido en Brasil por otro hecho.
“Ejercía violencia psicológica, física y económica”, subrayó Olivera.
Por ello, consideró que “decir que Ramírez tomó la decisión de matar es no tener perspectiva de género. No se puede ser racional en el contexto en que vivió”.
También destacó el aporte de S. M., quien denunció a su madre y luego, en el juicio, contó que su padrastro la había violado, aunque no lo denunció, como si lo hizo su hija biológica C. D. N., hecho por el cual Do Nacimento estuvo preso seis meses.
“Fue un alivio”
El defensor oficial consideró que Ramírez fue inicialmente una víctima que terminó convirtiéndose en victimaria por no encontrar respuestas.
“Qué otra salida tenía. Si cuando lo denunciaron porque abusó de una hija estuvo preso seis meses y salió, y no se solucionó el problema. El botón antipánico tampoco solucionó nada. Es fácil decir por qué no se fue. Irse y dejar a las hijas y que le sigan recriminando”, mencionó.
También remarcó que el móvil del homicidio “no tuvo que ver con orgullo ni satisfacción. Fue un alivio. El llamado a la hija (después del hecho) fue eso: se sacó un peso de encima y fue como decir cumplí con ustedes”.
Y agregó: “No podemos andar haciendo justicia por mano propia, pero pasaron años de violencia. Qué le quedaba. Esperar sentada y no hacer nada porque si no pasa de víctima a victimaria”, se preguntó Olivera.
Dijo que su defendida le tenía terror a Do Nacimento, pero en Frank encontró un aliado.
En dicho contexto, solicitó la absolución por legítima defensa. A su turno, Miguel Cabral, defensor particular de Frank, también trató de desactivar el agravante de alevosía, ya que su cliente creyó que la víctima estaba muerto y no tuvo la intención de que se ahogue. Por ello solicitó el beneficio de la duda o que contemple el homicidio simple.
Qué dijo Ramírez
Por su parte, Ramírez reconoció el homicidio y argumentó haber sido víctima de maltrato físico y psicológico. Además remarcó el daño a sus hijas.
Con Do Nacimento tuvo cinco hijos -tres mujeres y dos varones-, mientras que su hija mayor fue fruto de otra relación.
Precisamente, afirmó que a su hija mayor le contó que su padrastro la violaba y ella le hizo pedir perdón, pero después hizo lo mismo con C. D. N., una de sus hijas biológicas.
“Yo le denunciaba, pero él violaba la restricción y me amenazaba. Yo le tenía mucho miedo. Tantas denuncias que hice y no me hicieron caso. Después que fue preso me enteré que violaba a C. Después salió y decía que iba a matar a mis hijas y yernos”, afirmó.
Dijo que Frank estaba al tanto de todo y él consiguió la sustancia con la que creyeron que mataron a Do Nacimento.
“Él preparó el mate con el veneno. Yo no lo amenacé. Él sabía lo de la violencia y también le tenía celos”, explicó.
Sobre la mecánica del hecho, indicó que “tomó tres mates, empezó a temblar y cayó. Después Frank le cargó en el auto y le tiramos en el arroyo. Me dijo que con el veneno seguro se moría. No sabía que se ahogó”.
La versión de Frank
El testimonio de Frank fue incorporado por lectura. El implicado afirmó que la mujer estaba amenazada por Do Nacimento y que vivía atormentada.
“Era como una bomba a punto de explotar. Se notaba que era algo que arrastraba de antes. La relación con las hijas era un infierno. C. le culpaba del abuso de parte del padre.
Terminé involucrado con esa gente problemática, pero cuando me di cuenta ya era tarde”, declaró.
Según el imputado, Ramírez se comunicaba con Do Nacimento, quien tenía otra pareja. “Creo que estaba preparando la cama para hacerle la maldad”, graficó.
Sobre la noche del homicidio, Frank declaró que la víctima no le dijo para qué fue a su casa.
“Ellos tomaban mate y escuché que Hugo dio un grito. Fui a ver y estaba caído, ella tenía un cuchillo. Yo quería llamar a alguien, pero ella me puso el cuchillo en el cuello y me amenazó (…) Ella sola subió el cuerpo al auto y lo puso sentado. No sé de dónde sacó la fuerza. Yo insistí con ir a la Policía, pero ella no me dejó”, aseguró.
De ahí se trasladaron varios kilómetros y arrojaron el cuerpo en el arroyo Yabebiry.
“Ella arrastró el cuerpo por un pastizal y tiró sola el cuerpo”, insistió.
Dijo que luego perdió hasta la noción de los días y que la mujer lo tenía amenazado, lo que para la fiscal y el Tribunal no tuvo asidero.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.