Bronca e indignación generó entre los deudos que a principios de esta semana constataron la profanación de las tumbas donde descansan los restos de sus seres queridos en el Cementerio La Piedad de Oberá.
Corroborado el ilícito, el responsable del predio municipal radicó una denuncia ante la Seccional Segunda detallando el robo de una treintena de placas de bronce y daños en diferentes tumbas.
El saqueo se produjo durante el último fin de semana en un sector desprovisto de cobertura de cámaras de seguridad, circunstancia que habría sido aprovechada por los malvivientes.
Si bien el Cementerio La Piedad cuenta con serenos, incluso un policía de refuerzo los fines de semana, se trata de un predio de ocho hectáreas que hace dificultoso el control del mismo.
“El lunes fuimos a visitar la tumba de mi papá porque un hermano de él vino de visita a Oberá y nos encontramos con que faltaba la placa de bronce. Hicimos el reclamo en la administración y nos contaron que fueron como 30 las tumbas afectadas. La verdad no entendemos cómo hay gente tan miserable como para hacer eso. No es por lo económico, que también es un perjuicio, sino por la acción tan repudiable”, lamentó Luis R.
Desde la comuna confirmaron el hecho y anticiparon que reforzarán el control nocturno, al tiempo que reconocieron la complicación que genera un predio tan amplio.
La causa por robo y daño se tramita ante el Juzgado de Instrucción Dos de Oberá.
En los últimos años fueron varios los hechos de profanación y vandalismo en el cementerio local. Incluso, en diciembre de 2020 desconocidos robaron las tapas de mármol de tres tumbas, lo que requirió cierta logística.
En tanto, en el pasado mes de abril los responsables del Cementerio Alemán -que funciona en el mismo predio que La Piedad- denunciaron la sustracción de una decena de placas de cobre de algunas de las tumbas más antiguas del predio.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.