La denuncia contra el docente Agustín Ávalos fue radicada en 2015 cuando la víctima asistía a quinto grado. El imputado nunca fue detenido y siguió dando clases. En juicio abreviado reconoció que manoseó a la nena y fue condenado a tres años de prisión en suspenso, por lo que no irá preso
Transcurridos más de siete años de la denuncia, el docente Agustín Ávalos (54) fue condenado a tres años de prisión en suspenso -es decir que no será detenido- por el delito de abuso sexual simple calificado en perjuicio de una alumna que al momento del hecho tenía 11 años.
La denuncia fue radicada el 31 de agosto del 2015 cuando la víctima asistía a quinto grado en una escuela rural de Campo Ramón, según el expediente 103048/2015.
El imputado reconoció su culpabilidad en juicio abreviado, lo que evitó su exposición pública y, además, significó una importante rebaja en la pena para un delito que contempla una máxima de diez años de cárcel.
En realidad, Ávalos nunca estuvo preso y hasta siguió dando clases, por lo menos hasta mediados de este año, en otra escuela del mismo municipio.
El lunes, mediante cédula oficial, la querella que representa los intereses de víctima fue notificada de la resolución del Tribunal Penal Uno de Oberá aprobando el juicio abreviado y la sentencia por tres años de prisión en suspenso, según el acuerdo de la defensa con la fiscal subrogante Myriam Silke.
“Estamos sorprendidos porque en principio nos dijeron que serían cuatro años, lo que implica que iría detenido, al menos un tiempo. La carátula es abuso sexual simple calificado por la condición de docente, lo que va de tres a diez años de cárcel, pero resulta que le dieron el mínimo. La verdad que no estamos para nada conforme con el fallo”, señalaron desde la querella.
En septiembre del año pasado, una sobrina de Ávalos se presentó ante la Fiscalía de Instrucción Uno de Oberá, lo denunció por abuso sexual y ratificó el modus operandi.
Los hechos
Con relación a la denuncia de 2015, la menor aseguró que el acusado la manoseaba y luego le regalaba golosinas para que no cuente lo sucedido. Además de maestro de grado, Ávalos estaba a cargo del quiosco escolar.
Los abusos se registraron en diferentes aulas y en los sanitarios de una escuela.
Para la imputación fue clave la declaración de la niña en Cámara Gesell y el posterior informe de la pericia.
“Se infiere que el relato sobre los hechos denunciados sería congruente con la realidad percibida, no se trataría de una construcción fantaseada, inoculada o tendiente a perjudicar a terceros con otros fines”, concluyó el perito del Cuerpo Médico Forense que entrevistó a la nena.
La menor brindó detalles del abuso, lo que sentó las bases para la acusación.
“Me llevó a un grado donde hay un quiosco y ahí me empezó a manosear. Me tocaba los pechos y las partes íntimas”, declaró.
Asimismo, contó que la última vez que la sometió la llevó a un aula cerca del jardín. “Me preguntó si sabía hacer el amor, yo le dije que no, y ahí él me dijo que me iba a enseñar”, detalló.
Luego el docente le dijo que lo siga hasta los baños, pero la nena se negó. Ese mismo día también la besó en la boca, agregó.
La niña aseguró que “a un montón de guainas el maestro les sentaba en el regazo”, al tiempo que agregó: “A veces yo llevaba un pantalón con cinto y él desbrochaba el pantalón para poder meter la mano adentro. También metía la mano adentro de la remera”.
Luego de los abusos Ávalos le regalaba golosinas del quiosco para que no cuente lo sucedido. “El maestro siempre me regalaba algo: un alfajor, una cajita de menta, un turrón para que yo no le cuente a nadie”.
Abuso y temor
La madre de la menor recordó que el 31 de agosto del 2015, alrededor de las 13.30, la directora Blanca B. y el maestro de su hija llegaron a su casa para informarle sobre a acusación de la nena.
Dijo que docente insistió en su inocencia, mientras que la directora pidió que no lo denuncie y que al otro día vaya a la escuela para arreglar la situación sin involucrar a la Policía.
“Hablé con mi hija y me contó que el maestro la manoseaba, que le bajaba los pantalones en la dirección y en las aulas, y le toqueteaba en sus partes íntimas. Dijo que fueron varias veces. Yo notaba que mi hija andaba rara, y después me confesó que no contó antes porque tenía miedo de que el maestro se enoje”, declaró la progenitora.
Recordó que Ávalos ya había sido el maestro de su hija el año anterior, en cuarto grado. También se mostró molesta porque la directora insistía en la inocencia del docente.
“Decía que era muy bueno, que hable con mi hija porque estaba equivocada. Dijo que el maestro tenía la costumbre de abrazar a las nenas por cariño, nomás”, mencionó.
En tanto, agregó que el imputado dijo que se queden tranquilos, que no hagan nada y que no lo denuncien porque podría perder su trabajo.
“Usted me tocó”
La directora señaló que la nena le contó que el maestro “le judeaba, que le manoseaba y le tocaba sus partes íntimas”, por lo cual convocó al acusado para que haga su descargo. Otra docente participó del encuentro donde la menor ratificó todo ante el sospechoso.
Ya en sede judicial, dicha testigo comentó que el docente solía trasladar en su vehículo a las alumnas que vivían lejos de la escuela.
“Cuando la nena todavía estaba en la dirección la directora me dijo: ‘podés creer que esa nena vino a decirme que A. le manoseó… qué hacemos, qué hacemos’, estaba desesperada.
Cuando se retiró la nena lo llamamos y le comentamos lo que pasó. Se sentó en el sillón, se agarró la cabeza con las manos y negó la acusación”, indicó la testigo.
Luego llamaron a la niña, quien ratificó la acusación: “Maestro, usted me tocó, usted me quería besar y hace rato que usted me hace esto”.
Ávalos negó todo, pero la criatura replicó: “Sí maestro, yo volví del baño y usted me decía que me iba a enseñar a besar”.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.