Tras 34 días de búsqueda, el pasado 3 de junio el cadáver de Josías Ezequiel Galeano, de 15 años, fue encontrado en un bañado de Oberá. Los indicios que avalan la sospecha que tiene la madre sobre el accionar policial
“Reconocí el cadáver por el tatuaje de una palmera, pero todavía no caigo, tal vez porque no me entregaron el cuerpo ni me despedí. Sé que Josías está muerto, que me lo mataron, pero miro la puerta y espero que entre. Fijate que el otro día, sin darme cuenta, junté su ropa limpia y sus zapatillas y me puse a lavar todo. Sé que tengo que aceptar la realidad, pero no puedo”.
Carolina Ramírez (32) hizo una pausa y, con la voz entrecortada por la angustia, contó que Sebastián (10) y Arantxa (8) preguntan todos los días por su hermano mayor.
“Josías tenía sus problemas, pero con sus hermanos era un amor. Era protector y los cuidada”, alcanzó a decir antes de quebrarse por la pena.
El pasado 3 de junio, el cadáver de Josías Ezequiel Galeano (15) fue hallado en una chacra ubicada en la zona urbana de Oberá, clausurando una búsqueda que se extendió por 34 días.
El 29 de abril, un día antes de su desaparición, dos policías de civil pertenecientes a la Seccional Cuarta de Oberá recorrieron el barrio donde vivía preguntando por él, aunque no llegaron a su casa para hablar con la mamá.
Tras la denuncia de Carolina por la desaparición de su hijo, desde la Unidad Regional II de Policía emitieron un primer parte de prensa donde dieron a conocer los datos y una foto del menor, con la particularidad de que en la imagen se lo ve con un ojo morado y lleva puesta la misma campera deportiva roja que tenía el día que fue visto por última vez.
Y no sólo eso, ya que se lo ve parado frente a un móvil policial con las luces encendidas, lo que certifica que se trata de una foto tomada por un efectivo de la fuerza. Hasta el momento desde la Policía de Misiones no precisaron cuándo tomaron la imagen.
Pidieron apartar a la Policía
Ante estos serios indicios de desaparición forzada, el 16 de mayo la madre de Josías se presentó ante la fiscal de Instrucción Dos, Myriam Silke, y denunció que en más de una ocasión el menor le contó que policías lo hostigaban, golpeaban y amenazaban.
“Incluso, en una oportunidad lo amenazaron delante mío. El oficial Junior Moreira le dijo: “Vos pendejo, cuando te veamos no la vas a contar”. Otra vez lo tuve que llevar al hospital porque los policías lo golpearon mucho”, recordó.
Tras la denuncia de la progenitora la jefatura de la UR II trasladó a tres efectivos que se desempeñaban en la Seccional Cuarta.
En este contexto, el 17 de mayo la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura (CPPT) recomendó el apartamiento de la Policía de Misiones y que la investigación del caso quede a cargo de alguna fuerza federal, pedido al que adhirieron el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y el Comité Nacional de Prevención de la Tortura (CNPT).
De todas formas, ni para la fiscal ni para el juez Horacio Alarcón hay argumentos para excluir a la fuerza provincial del caso.
Cristian Galeano, el padre del chico asesinado, es policía y colaboró en la búsqueda de su hijo, aunque nunca estuvo demasiado presente en la crianza.
El 20 de mayo el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, recibió a los padres de Josías y dispuso una recompensa para quien aporte datos concretos que permitan dar con el menor. Luego de la reunión, el ministro de Gobierno Marcelo Pérez ordenó a la Jefatura de Policía que le devuelva el arma reglamentaria a Cristian Galeano, quien tiempo atrás había sigo apartado por una hecho de violencia de género con otra pareja.
Al respecto, Carolina Ramírez reconoció que “eso me hizo ruido, fue como que le dijeron tomá tu pistola y no jodas mucho”.
Josías fue tu primer hijo y lo tuviste muy jovencita. ¿Cómo fue criarlo siendo vos adolescente?
Lo tuve a los 17 años. Era re chica, sí, y tuve que quemar etapas y aprender a ser mamá. Al padre lo trasladaron a la comisaría de Alberdi (a 25 kilómetros de Oberá) y nos mudamos los tres. Me acuerdo que su corralito era un cajón de manzanas y ahí jugaba mientras yo lavaba ropa. Vivíamos a un paso de la comisaría y un día se fue gateando hasta allá para buscarlo al papá. Siempre fue un nene con mucha energía. Me separé del papá cuando Josías tenía 4 años y creo que eso lo afectó. Como que tenía mucha ira porque Cristian fue un padre ausente. Lamentablemente, tengo que decir que nos maltrató mucho. Hubo golpes y amenazas. Josías era chiquito, pero se acordaba de todo. Hizo sólo hasta séptimo grado y no quiso ir más a la escuela. Ahí empezó con el tema de las drogas y se puso rebelde. Todo el tiempo agarraba mi teléfono para llamar al papá, pero casi nunca lo atendía. Nunca tuvo tiempo para el hijo. El 30 de marzo compré un asado para el cumple de Josías y esperaba al papá, pero no vino. Él quería que el papá esté, que lo busque los fines de semana.
Vos desde un primer momento reconociste que Josías consumía y que cometió algunos delitos.
Sí, nunca lo oculté. Como también digo que golpee un montón de puertas buscando ayuda y nadie me dio una mano. Viste que en las redes sociales todos opinan. Dicen la madre qué hacía, y lo que hacía era trabajar para mantener a mis tres hijos con un sueldo de la Municipalidad que no llega ni a 30 mil pesos. Pero es fácil hablar. Y no me olvido que unos días antes de lo que pasó, Josías me dijo que tenía ganas de empezar el colegio, de rehabilitarse, ir al gimnasio. El día que desapareció habíamos almorzado y a eso de las 13.30 me pidió plata para ir al barbero. Estaba re bien, pobrecito.
En los días posteriores a la desaparición corrieron muchas versiones y la Policía insistía en que Josías se había ido porque lo querías internar.
Si fuera por eso se hubiera ido mucho antes, porque hacía tres años que buscaba ayuda. La Policía dijo un montón de pavadas y recorrimos media provincia atrás de las supuestas pistas de gente que afirmó haberlo visto. La misma Brigada de Investigaciones informó que 19 de mayo encontró un campamento a pocas kilómetros del centro de Oberá donde supuestamente estaba mi hijo y afirmaron que lo vieron escaparse por el monte. Pero después la autopsia confirmó que para el 19 de mayo ya hacía por lo menos una semana que estaba muerto. Fue una mentira atrás de otra de estos delincuentes que se dicen policías.
¿Denunciaste que la Policía lo golpeó y amenazó varias veces?
Sí, pero para para la justicia parece que eso es normal. El 11 de abril él estaba durmiendo y llegaron dos policías de la Cuarta, el oficial Junior Moreira y el cabo Daniel Melnik, porque supuestamente mi hijo robó un teléfono. Moreira dijo que un amigo de Josías lo acusó, pero él negó todo. Me dijo mami ayudame porque ellos me van a pegar. Lo llevaron y estuvo cinco horas en la Cuarta. Después, adelante mío, Moreira le dijo:“Vos, pendejo, cuando te veamos no la vas a contar”. El 29 de abril el mismo Melnik y el agente Rodrigo Cuba andaban por el barrio de civil en el auto de Melnik preguntando por Josías, y al otro día desapareció. Después de mi denuncia los tres fueron trasladados a otras jurisdicciones, pero siguen trabajando.
¿Qué pensás que le pasó a Josías?
Lo del 29 me terminó de convencer de que fue la Policía. No sé si vio algo o se les fue la mano, pero fueron ellos. Hay muchas versiones, pero para mí que lo usaban a mi hijo y por ahí vio algo. Si no, por qué trasladaron a esos tres policías si no tienen nada que ver. También dicen que lo mandaban a robar y le daban droga.
¿Cómo te enteraste del hallazgo del cadáver?
Estaba repartiendo volantes y me llamaron para decirme que me iban a buscar. En la Unidad Regional me dijeron que encontraron un cuerpo en un bañado y que el juez no quería que los padres vayan, supuestamente porque era algo horrible. Yo quería ir, pero no me dejaron. Un par de días después fui a ver el lugar y no me cierra. Es un pequeño bañado, ni diez centímetros de agua y dijeron que estaba hundido. Cerca hay casas, una cancha y todo el tiempo pasa gente. Los vecinos aseguran que no sintieron ni un olor, siendo que el cuerpo estaba tan descompuesto que la autopsia no pudo determinar cómo mataron a mi hijo. Para mí que plantaron el cuerpo ahí, como también piensan los vecinos. Aparte, el lugar está a seis cuadras de una comisaría y habían rastrillado la zona.
¿Identificaste el cuerpo de tu hijo por un tatuaje?
Sí, por una palmerita que tenía en el brazo izquierdo. También vi cortes en los brazos y la palma de las manos, como que se defendió. Tenía como los dedos rotos, por eso no entiendo que la autopsia diga que no hay rastros de violencia. Es todo raro, no cierra nada. Por ese motivo pedimos una segunda autopsia con peritos externos, pero ya pasaron más de tres semanas y no hay novedades. Mientras tanto el cuerpo sigue en la morgue.
¿Alguna vez escuchaste que Josías nombrara a Andrés “Koki” T., el único detenido?
No, nunca. Para mí es un perejil, lo dije desde el principio. La Policía armó todo sobre la marcha. Hubo muchas versiones de gente que dijo ver a Josías con diferentes personas, hasta que surgió el nombre de este Koki. Después apareció un supuesto testigo que dijo que les llevaba comida a los dos y un día el Koki le dice que mató a mi hijo, pero no le dice por qué ni cuándo. O sea, la mitad de la Policía de Misiones lo buscaba porque andaba con mi hijo y lo mata. Y lo detienen tarefeando (cosechando yerba mate) el mismo día que aparece el cuerpo, siendo que no confesó ni nada. No me cierra.
¿Para vos la Policía mató a Josías y después inculparon al sospechoso?
Sí. Estoy convencida de que los tres policías que trasladaron fueron los que mataron a mi hijo. Ah, pero a mí me peritaron a el celular y a los policías no, sólo un traslado. Y hay que ver el lugar donde apareció el cuerpo. Con todo lo que se rastrilló con drones, helicóptero, perros, caballos. Yo caminé por esa zona y estaba llena de policías. De acá a la China se nota que fue plantado ahí.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.